Pese al reclamo generalizado, no está previsto en el corto plazo un alza en los topes de facturación de este régimen.
A pesar del efecto negativo de la inflación, el gobierno retrasa los cambios para actualizar los topes del monotributo, por temor a perder más recaudación tributaria y con el objetivo de hacer una reforma más integral en este régimen.
Fuentes oficiales indicaron que no está previsto en el corto plazo subir los topes del régimen simplificado para pequeños contribuyentes, que están congelados desde hace tres años.
Las fuentes aclararon que, luego de los cambios impositivos de los últimos meses -en Ganancias, las retenciones y, por ley, en el IVA- el Gobierno no quiere seguir perdiendo ingresos, sobre todo, en un contexto de estancamiento de la actividad económica.
Sin embargo, el monotributo representa una porción muy poco significativa de la recaudación tributaria: en 2015 apenas sumó $ 5624,1 millones en su tramo impositivo a las arcas del Estado.
Para el fisco, el eje de controversia del monotributo no tiene que ver tanto con cuánto puede facturar el contribuyente, sino cuánto paga en cada escala y cuántos contribuyentes se ubican en las escalas más bajas.
En este sentido, se considera que, si se actualizaran los topes de facturación, también debería haber una readecuación de los montos que se pagan en cada escala, un ajuste que no se hace desde 2010. Además, advierten que la mayoría de los contribuyentes se ubican en las escalas más bajas del régimen, en una demostración de «enanismo fiscal».
El presidente del consejo profesional de ciencias económicas de la ciudad de Buenos Aires, Humberto Bertazza, señaló que «el monotributo debe continuar porque es una forma de inclusión social, pero debe quedar circunscripto a los pequeños contribuyentes, porque algunos se disfrazan de monotributistas» para no tener que entrar al régimen general impositivo.
En el mismo sentido, el socio de impuestos de PWC Argentina, Andrés Edelsetein, sostuvo que «debe haber una actualización de los importes» para facturar, que el tributarista César Litvin consideró «urgente».
En 2013 la AFIP dispuso en la resolución general 3529 duplicar los montos anuales de facturación para los pequeños contribuyentes, por lo que la categoría más baja (B) pasó de un límite anual de $ 24.000 a uno de $ 48.000 y la más alta (L) para bienes y servicios, de $ 300.000 a $ 600.000.
En paralelo, desde 2010 no se cambian los pagos al monotributo, que están, en el componente impositivo, en en $ 39 para la categoría más baja y en $ 2700 para la más alta.
Según el CPCE porteño, la AFIP trabaja en una resolución general que incrementará las escalas, o sea los valores de facturación, alquiler y otros parámetros que encuadran en el monotributo, y también los importes a pagar, pero hasta ahora no parece haber una definición en este sentido.