Rogelio Frigerio nació el 7 de enero de 1970. Ministro del Interior, Obras Públicas y Vivienda. Fue presidente del Banco Ciudad de Buenos Aires entre 2013 y 2015. Ex secretario de Programación Económica 1995-1999.
Rogelio Frigerio se ha transformado en una especie de superministro del gobierno de Mauricio Macri. Por sus condiciones personales consensuales y su conocimiento de los códigos no escritos de la política, genera confianza en los gobernadores. A tal punto que Miguel Lifschitz, en medio de la ofensiva de Patricia Bullrich para correrle el arco, discó más de una vez su número de teléfono para evitar una ruptura institucional estrepitosa.
Frigerio —nieto del histórico político y economista que fundó el desarrollismo argentino— no sólo se ocupa de las relaciones del Ejecutivo con las provincias desde su cargo de ministro del Interior, sino que fue designado jefe de Gabinete interino, para ocupar el rol de Marcos Peña cuando éste se ausente del país.
En una entrevista con La Capital, el funcionario ofrece detalles de la relación entre Santa Fe y Nación: «Lo conozco a Lifschitz desde hace mucho tiempo, y no dudo de su buena fe ni de su predisposición, pero tiene que entender que las cosas cambiaron».
En uno de los salones del hotel rosarino en que se produjo el relanzamiento de la Fundación Pensar, Frigerio dio un panorama optimista del devenir de la Argentina, aunque reconoció que «hay mucha gente que la está pasando mal». En ese contexto, el titular de la cartera política expresó que «hay muchos datos de la economía que nos indican que agosto fue un mes en el cual empezamos a revertir las tendencias de diferentes variables económicas».
—¿Le sorprende que hayan llegado a tan mala relación con el gobierno santafesino? El presidente Macri ha descalificado en público a Lifschitz, diciendo que es quien tiene menos predisposición para trabajar en equipo.
—Santa Fe, el gobierno provincial, tiene que entender que las cosas cambiaron. Santa Fe fue castigada por el gobierno kirchnerista en los últimos 12 años. Fue discriminada en la obra pública, en términos del apoyo a la seguridad y en relación a la política económica. Los sectores más perjudicados en estos años en que Argentina no creció ni generó empleo son relevantes en Santa Fe.
—De hecho, Bonfatti y Cristina no se reunieron nunca a solas…
—Ahí tiene. En estos 9 meses de gestión nosotros nos hemos reunido más con los gobernadores que en los 12 años de kirchnerismo. Entiendo la dificultad del gobierno de Santa Fe en adaptarse a esta nueva realidad, a este nuevo vínculo que queremos construir, y también a una concepción federal que no tenía el gobierno anterior. A algunos les cuesta más que otros adaptarse a esta cultura política nueva. Pero estoy seguro de que lo vamos a conseguir. Lo conozco a Lifschitz desde hace mucho tiempo, y no dudo de su buena fe ni de su predisposición. Creo que dialogando y reuniéndonos las veces que haga falta vamos a poder dejar atrás estos desencuentros para trabajar juntos y resolver problemas de los santafesinos.
—Los rosarinos viven con cierta angustia toda esta situación de inseguridad. ¿Se les podría decir que mañana Macri y Lifschitz llegarán a un acuerdo?
—Nosotros tenemos la mejor predisposición. Queremos ayudar y contribuir desde la Nación a traer un poco de paz a los santafesinos que la están pasando mal, que tienen angustia, que sienten que no los cuidan desde donde necesitan ser cuidados: desde el Estado. Reconocemos que hay un gravísimo problema, y esperamos coincidir en este diagnóstico con el gobierno provincial y que a partir de ese diagnóstico compartido podamos cambiar la realidad. No podemos seguir manteniendo las cosas que no funcionan, tenemos que entender que el narcotráfico se ha metido en las fuerzas de seguridad. El gobierno provincial tiene que separar a los policías buenos, que son la mayoría, de aquellos que se contaminaron de esa mafia y de ese flagelo. El narcotráfico se metió en la polícía y en la Justicia. Queremos trabajar en conjunto y de la mano para darles mejores noticias a los santafesinos.
—¿Están cambiando las condiciones económicas?
—Hay muchos datos de la economía que nos indican que agosto fue un mes en el cual empezamos a revertir las tendencias de diferentes variables económicas. El crecimiento importante de los despachos de cemento habla a las claras de una recuperación de la obra pública y la construcción privada, el incremento de la venta de motos y otros bienes y una incipiente recuperación del empleo formal. Estamos dejando atrás lo peor, lo más difícil. Todo este esfuerzo de los argentinos, todo lo que pudimos sembrar, lo vamos a cosechar ahora, arrancando por bajar la inflación, que aparece como el principal desvelo de los argentinos.
—¿Cómo fue la inflación de agosto?
—Agosto será en este sentido uno de los meses con la inflación más baja de los últimos diez años. Y la tendencia a la baja de la inflación no se va a revertir, todo lo contrario, se va a profundizar. Y vamos a cumplir con otra promesa de la campaña que fue entregar el gobierno tras cuatro años con una inflación similar a la de países vecinos que, a diferencia nuestra, no convivieron con una tasa inflacionaria de las más altas del mundo. Lo vamos a hacer, vamos a poner al país de pie. Lograremos que la Argentina crezca el año que viene, luego de una economía que viene de cinco años de falta de crecimiento y de empleo de calidad, de empleo del bueno.
—¿Qué promesas de campaña cumplieron?
—La eliminación del cepo cambiario, del cepo a las exportaciones, del default, Logramos la integración de la Argentina al mundo, terminamos con la estafa con los jubilados, incorporamos un millón y medio de asignaciones familiares, medio millón de monotributistas, la ley pyme, del primer empleo.
—¿Fue más fácil de lo pensado?
—Requirió mucho esfuerzo, porque tenemos minoría legislativa en las Cámaras. Todos los proyectos tuvieron que ser consensuados.
—¿En esa búsqueda de consenso, las leyes que salieron eran las que ustedes esperaban o tuvieron que resignar cuestiones trascendentes?
—Podemos decir orgullosamente que las leyes que terminaron saliendo a la luz son mejores que nuestro proyectos. El debate y el intercambio de ideas con otros espacios políticos mejoraron las políticas públicas.
—¿Esperaban tener este nivel de apoyo en el Congreso?
—En este sentido también cambiamos. Hemos recuperado al Congreso como un instrumento para mejorar las políticas públicas por medio del debate. El Congreso dejó de ser una escribanía, como la Justicia dejó de ser un poder que está a la orden del Ejecutivo. Recuperamos de a poco las instituciones, y de eso también estamos orgullosos.
—A propósito de las minorías legislativas que el oficialismo tiene en el Congreso, los comicios de 2017 en la provincia de Santa Fe serán clave. ¿La aparición de Cambiemos modifica las perspectivas del gobierno o los complica que haya radicales compartiendo ventanilla con el Frente Progresista?
—Estamos conformando las mesas de Cambiemos en todo el país. Pero también a nivel de los municipios. Es una forma de organizarnos y construir una mayor base política para nuestro proyecto de país. Y sí, Santa Fe era un desafío, porque el radicalismo forma parte de los dos gobiernos. Estamos satisfechos de los avances que hemos hecho en Santa Fe, Cambiemos está muy sólido en Santa Fe pese a que muchos no confiaban en esto. En la provincia tenemos un camino muy importante por delante. Cambiemos es el espacio político que mayor aceptación tiene en la sociedad.
—¿Laspina será el primer candidato a diputado nacional por Santa Fe?
—No lo sabemos, no es un momento para definir candidaturas. Laspina es uno de los dirigentes jóvenes con más futuro.
—¿Se habla mucho de una candidatura suya a diputado nacional e, incluso, de una postulación a gobernador de Entre Ríos?
—Mire, me están tocando meses muy intensos de trabajo, viajes, reuniones. Sería irresponsable en mi caso plantear una expectativa.
—¿Pero le gustaría?
—Yo me dedico a la política, pero no es algo que esté pensando.
—Alguien dijo: «No le bajen el precio a Frigerio que, si Macri no va por otro mandato, es presidenciable».
—Eso también me suena irresponsable. Nosotros estamos atravesando el 20% de nuestra primera gestión de gobierno, y para pensar en una continuidad de gestión tenemos que trabajar mucho, resolver muchos problemas que todavía están presentes. Hay que sostener esta confianza y esperanza en el presidente, en su equipo. Eso exige mucho trabajo y hay muchos sectores que no la están pasando bien. Tengo que concentrar la energía en solucionar problemas, y el gobierno en desactivar las bombas que dejó el gobierno kirchnerista. No podemos pensar en otra cosa.