El secretario general de la Unión Tranviarios Automotor, Roberto Fernández, dijo que no es «partidario» de la realización de una medida de fuerza.
Sin embargo, dijo que si el paro finalmente se realiza, su organización «estará acompañando porqué será la voluntad de la gente».
Fernández se refirió así en declaraciones radiales respecto de lo que podría suceder el miércoles cuando el Gobierno y la CGT retomen las negociaciones tras el plazo de más de diez días que se abrió entre las partes tras la reunión del jueves 29 de septiembre.
Fernández aludió al «costo político» de llevar adelante un paro y señaló que le «interesan más las definiciones» en torno a la política económica.
«Yo lo que creo es que tiene que haber una reforma concreta que asegure el trabajo. Sabemos que eso llevará mucho tiempo y que tampoco son fáciles, pero acá hay que poner el capital al servicio de la economía y no al revés, así no funciona un país», definió.
En el mismo sentido, expresó que su preocupación es «cada fabricante que cierra» y que «en el país de los alimentos, la comida sea más cara que en otros lugares del mundo» o que «el agua cueste más que la leche», al tiempo que consideró que un bono de fin de año será «un parche» a la situación socioeconómica.
«Si hoy arreglan las cosas es un parche y acá no hay que emparchar más y no echar culpas a nadie. Acá lo que va a faltar mañana es trabajo», agregó el gremialista, y remarcó que con un índice de 32 por ciento de pobreza la CGT busca «acompañar al Gobierno para encontrar una solución para todos».
«Ya es un poquito tarde para poder parar esta situación, si no hay acuerdo está a la vista que va a haber un paro», reflexionó Fernández pero puso en duda la efectividad de la medida de fuerza: «sería una descarga pero no será una solución, la solución es sentarse todos en una mesa».