El Diputado Provincial Jorge Henn le pide a toda la UCR que abandone el espacio político que formó con el PRO en las últimas elecciones.
En las últimas horas el PRO oficializó su vínculo con la Unión Democrática Internacional, organización que tiene como fuerza clave al partido de Ángela Merkel, el PP Español, el Partido Acción Nacional de México, el Partido Conservador Inglés y el Partido Republicano norteamericano, la fuerza que llevó al poder a Donald Trump. La organización, fundada a comienzos de los 80 por varios jefes de estado y de gobierno prominentes, como Margaret Thatcher; George H. W. Bush; Helmut Kohl y Jacques Chirac y que se define como la “Unión de partidos de derecha del mundo occidental” y entre sus objetivos, persigue el libre mercado y la protección superior de la propiedad privada.
La decisión del PRO de salir del closet y aceptarse como miembro de ese club, es una buena noticia. Todos los países del mundo tienen fuerzas de derecha o de centroderecha, pero en nuestro país -con la excepción de la fugaz UCD- nadie quiso ponerle nombre ideológico a ese espacio, por la incomodidad que supone asumir esos valores.
Pues bien: el PRO definió lo que representa, y es sano.
Pero ese conjunto de valores presente en los gobiernos de derecha en el mundo entero nunca podrán ser los mismos que representen a la UCR. O al menos, a los sectores de la UCR que nos identificamos con el ideario socialdemócrata Alfonsinista, y que creemos en el desarrollo de la economía con una fuerte presencia del Estado y a la democracia como el único espacio posible de convivencia, sin discriminación ideológica alguna. En este sentido ser progresista significa hablar de excluidos y trabajar para incluirlos en una sociedad solidaria. Las políticas de derecha, por lo contrario, profundizan la brecha con los que más tienen.
En este contexto, no podemos más que repudiar un conjunto de decisiones que apuntan a deteriorar el poder adquisitivo de los argentinos, y a profundizar la pérdida de puestos de trabajo, así como otras que desde lo estrictamente ideológico minimizan fechas patrias que representan los valores de la democracia (como el 24 de marzo o la reivindicación de nuestra soberanía sobre Malvinas o nuestro emblema nacional) aun cuando después retrocedan mirando las encuestas.
Frente a este estado de situación, reiteramos lo que venimos afirmando desde aquel pacto espurio que se firmó en Gualeguaychú, que sepultó las ambiciones de construir una alternativa progresista en la Argentina y que sólo significó el acomodo de algunos funcionarios radicales en el nuevo gobierno… La UCR no puede seguir asociado al PRO, y somos miles los radicales que reclamamos que le pongan fin a esta aventura meramente electoralista. La UCR, no es una fuerza de derecha, ni tiene que ver con aquellas que se definen como tal.
En un año electoral, y mientras un minúsculo grupo de supuestos referentes de la UCR se regodean porque comen un asado en Olivos con Macri, las mayorías sufren un ajuste desmesurado. Los radicales que respetamos el origen popular de nuestro partido y que vivimos este doloroso presente partidario con vergüenza, exigimos a nuestros dirigentes nacionales que desaten a la UCR de esta nueva página neoliberal en nuestra historia.
No somos eso, no queremos ser eso, nunca seremos eso.