Maestros y funcionarios vuelven a verse las caras tras un paro nacional del sector en repudio al violento desalojo en Capital Federal.
Los docentes santafesinos volverán hoy a verse las caras con los funcionarios de la cartera educativa provincial en el marco de la paritaria que se suspendió tras el violento desalojo de la carpa itinerante que Ctera intentó montar en la plaza de los Dos Congresos en Capital el domingo pasado. El hecho desencadenó un paro nacional de la docencia, que ayer se sintió con fuerza en Rosario, donde también hubo una nutrida marcha.
El encuentro de los referentes de Amsafé, Sadop, UDA y Amet, se llevará adelante hoy, a partir de las 9, en la sede del Ministerio de Trabajo de la capital provincial. En el estratégico encuentro, la administración de Miguel Lifschitz apuesta a destrabar el conflicto y que las clases continúen con normalidad en suelo provincial.
Mientras tanto, y con un unánime llamado a la «unidad de los trabajadores», los gremios docentes pasearon ayer su bronca por las calles de las ciudad tras el violento desalojo que sufrió un grupo de referentes de Ctera al intentar instalar una «escuela itinerante» en la plaza de los Dos Congresos.
Portando carteles en defensa de su dignidad y derechos, miles de maestros de escuelas públicas y privadas, así como profesores de la Universidad, se plegaron a la jornada de paro nacional con una masiva marcha donde también participaron otros sindicatos, estudiantes y agrupaciones políticas.
La consigna fue poner freno a cualquier intento de control violento de la protesta social por parte del gobierno, con la convicción de que «este modelo de ajuste no cierra sin represión».
En los encendidos discursos no faltó el pedido de renuncia para el titular de la cartera educativa a nivel nacional, Esteban Bullrich, a quien acusaron de ser «no sólo ignorante e insensible, sino también el peor ministro de Educación» de la democracia.
Cronología
La marcha partió poco después de las 10 desde la plaza 25 de Mayo rumbo a la San Martín. A su paso cosechó adhesiones —mucha gente se juntó en las esquinas y sacó fotos con gestos amistosos hacia los maestros—, pero también algún que otro rechazo verbal, como el de una mujer que se fue abriendo paso a codazos y a contramano de los manifestantes vociferando «qué asco, qué asco».
A los maestros mucho no les importó. Portando en algunos casos pancartas improvisadas para la ocasión, demostraron que la represión policial los hirió tanto como los fortaleció. Bronca y reafirmación de su dignidad como trabajadores de la educación fueron los dos sentimientos que más trasuntó la marcha.
Los carteles caseros lo decían todo. «Mientras haya maestros de pie no habrá pueblos de rodillas»; «Maestro luchando también está enseñando»; «Educamos por vocación, luchamos por convicción»; «Perdón por la molestia, pero nos están pegando»; «Cambiamos futuro por pasado, próceres por animales, docentes por voluntarios», fueron algunas de las consignas que jalonaron la movilización, con una extensión superior a cinco cuadras.
Como siempre, la «música» la pusieron los redoblantes del Sindicato de Luz y Fuerza y de Aceiteros. La «letra» la aportaron los propios maestros, como en «A ver Mauricio, a ver si nos entendemos, con el básico docente ya casi que no comemos. Pagaste millones para tu papá, para los docentes represión brutal».
Una vez en la plaza los discursos hicieron eje en que la represión «no se limitará a apretar a los docentes, sino al conjunto de los trabajadores».
«Venimos a repudiar cualquier intento de recortar la libertad y de atentar contra la Constitución: no somos nosotros los que alteramos el orden, son ellos», bramó el titular de Amsafé Rosario, Gustavo Terés, convencido de que «este modelo de ajuste no cierra sin represión».
El diputado provincial del PRO Rodrigo López Molina, quien había dicho que los docentes «se victimizan» y que «no hubo represión», se llevó algunos piropos de la multitud. «Poco sabe este diputado de historia argentina y de educación cívica, que cuando la represión empieza no se sabe cuándo termina», disparó Terés.
El secretario general de Sadop Rosario, Martín Lucero, fue otro que se volvió a lucir como orador. «Es un orgullo ver todas estas banderas, pero la que nos moviliza es la de la unidad», afirmó.
Y llamó a la multitud a «juramentar que el acto de represión del domingo no va a quedar impune», ya que «en las clases mañana (por hoy) vamos a enseñar más convivencia, más respeto, más libertad, más democracia».
Lucero habló del «dolor, la impotencia y la bronca» que sintió al ver a sus compañeros «víctimas de la represión del Estado, pisoteados, golpeados y detenidos», pero a la vez aseguró que «con cada gesto de solidaridad» y del «abrazo con otros gremios» se reaseguró como defensa la «unidad», una consigna que atravesó toda la marcha.
Lucero tildó a Bullrich de «ignorante e insensible», pero sobre todo lo calificó como «el peor ministro de Educación de la democracia», que «jamás pisó el patio de una escuela ni una sala de profesores y por eso se tiene que ir».
La titular de Coad (el gremio de los docentes universitarios), Laura Ferrer Varela, llamó a «no tolerar la represión», un límite del que sólo podrá ser garantía, nuevamente, dijo, «la unidad de los trabajadores».