Columna de la Psicóloga Lucrecia Cripovich en Semanario Reconquista.
El día 25 de abril, fue el «Día Contra el Maltrato Infantil». Esta fecha se crea para fomentar los derechos de los niños a nivel mundial y para concientizar a la comunidad sobre las consecuencias de estas acciones sobre los infantes.
La violencia hacia niños, niñas y adolescentes es un problema de gran auge en la actualidad, y cada vez existe mas información sobre esto.
Muchos son los organismos e instituciones, en todo el mundo, que día a día luchan para que los niños, niñas y adolescentes puedan tener una vida digna, con libertad, identidad, integridad, buena alimentación, salud, educación, recreación, a ser tratado en igualdad, a tener un hogar, a ser protegidos respecto del abuso sexual, del abandono, de la prostitución y de la explotación económica.
Nuestros niños son la sociedad del mañana y necesitan ser cuidados hoy.
Cuando hablamos de las consecuencias del maltrato infantil, nos referimos a diversas índoles, como son física, psicológicas, sociales, educativas, etc.
Un niño que padece maltrato infantil, es un niño que toda su vida llevará una marca en sus psiquis. Puede que su cuerpo físico se sane, pero el recuerdo de lo sucedido, siempre estará en su memoria; y las consecuencias que ésto pueda acarrear en él, puede tener efectos muy destructivos, tanto para sí, como en el entorno de sus afectos y familiares.
El niño, a lo largo de su infancia, va almacenando información y todas esas experiencias serán las que formen su personalidad y marquen el modo de armar sus vínculos sociales.
Sí un niño padece de castigos muy severos de pequeño, le vamos a estar enseñando que la violencia es un recurso aceptable. Por eso, debemos tener en cuenta que pegarle a una criatura no es castigarlo, sino hacerlo violento.
Según Josefina Castillo, Jefa de servicios sociales de la ciudad de Ceuta en España, habla sobre «El síndrome del niño maltratado», que lo define como una entidad clínica que se da generalmente en niños pequeños, los cuales son objetos de crueldad excesiva o malos tratos, tanto físicos como psicológicos o morales o bien de trato inadecuado de hecho u omisión por parte de sus padres, familiares o cuidadores.
Por esto es importante el cuidado de nuestros niños y a la hora de pensar un castigo, buscar alternativas no violentas. Pensar en estrategias de tipo cariñosas, para llegar a un entendimiento y cambio de conducta en el menor. Como puede ser por ejemplo la negociación o Prohibición de algo que le gusta como un partido de fútbol o visitar la casa de una amiguita; o sino recurrir a las penitencias, que deben ser administradas como la posibilidad de que el niño se acueste en su cama para poder auto-controlar su rabieta y una vez calmado, conversar sobre que estuvo mal.
Ejercer violencia en un niño, lo único que logra, es que se produzca en él baja autoestima, hiperactividad, trastornos de conductas, aislamiento social y en casos mas severos, llegar a conductas delictivas o toxicomanías.
Por eso, antes de maltratar a un niño, busquemos otras estrategias y cuidemos de ellos para formas adultos responsables, seguros de sí mismo y un futuro mejor con menos violencia.