La tasa de fecundidad de jóvenes de 15 a 19 años en Rosario está en descenso. Unas dos mil adolescentes se convierten en madre cada año.
Lejos del prejuicio, muy difundido, que señala a la Asignación Universal por Hijo como un incentivo para la maternidad adolescente, un trabajo de la Secretaría de Salud Pública del municipio demuestra que la tasa de fecundidad de jóvenes de 15 a 19 años está en descenso. Para el coordinador del área de Salud Sexual y Reproductiva del municipio, Daniel Teppaz, el acceso a los servicios de salud y a métodos anticonceptivos pero, sobre todo, el mejoramiento de las condiciones de vida, ayudan a postergar la maternidad.
Aunque las cifras siguen siendo altas, en la ciudad unas 2 mil adolescentes se convierten en madres cada año, las tasas de fecundidad de chicas de 15 a 19 años muestran una curva descendiente en el último quinquenio. Del 63,4 por mil del 2008 se pasó a 54,2 en el 2015. Y si bien los números aún se están terminando de procesar, el año pasado el porcentaje fue de 50 por mil.
La tasa de fecundidad adolescente mide la cantidad de menores que tuvieron un bebé frente a la población total de la misma edad. En el cálculo se consideran los partos asistidos en la salud pública y privada de la ciudad de mujeres de hasta 19 años. «Esa es la forma más fidedigna de medir y de saber como está impactado el embarazo de adolescentes», señala Teppaz y advierte que para hablar de crecimiento o disminución de esos indicadores hay que comparar períodos de, por lo menos, cinco años.
Las estadísticas sanitarias dividen la tasa de fecundidad en dos franjas etareas: adolescencia temprana (de 10 a 14 años) y adolescencia tardía (de 15 a 19 años). Y, en el caso de las niñas menores de 15, se trata de una maternidad forzada, generalmente producto de abuso o explotación sexual.
Para la ciudad, ambos indicadores muestran una tendencia decreciente desde 2008. Sobre todo, en la franja etaria que va de los 15 a los 19. En cambio, entre las jóvenes de 20 a 24 años, la curva exhibe un crecimiento sostenido. Pero hay un dato más: los centros de salud de los primeros 6 barrios intervenidos por el Plan Abre atendieron a 437 adolescentes embarazadas en 2015; a esos mismos dispensarios llegaron el año pasado 316 chicas.
Una problemática compleja
Rosario fue una de las primeras ciudades del país en contar políticas que garantizan el acceso a anticonceptivos en forma gratuita. El Programa de Procreación Responsable está por cumplir 11 años, desde 2001 cuenta con una ordenanza que promueve la anticoncepción de emergencia y, en 2012, la provincia adhirió al protocolo de acción para atender en centros de salud públicos los casos de abortos no punibles.
Pero el embarazo de adolescentes es una problemática que trasciende el acceso a los métodos de anticoncepción. «La tasa de fecundidad adolescente, la mortalidad materna y la perinatal son indicadores de salud muy sensibles a la realidad social», señala Teppaz.
Por eso, remarca, las experiencias que fueron positivas son aquellas donde se implementaron abordajes integrales que mejoraron la situación de los adolescentes y garantizado su inclusión, por ejemplo, en el sistema educativo.
«Cuando la situación de los adolescentes mejoró, se vio que disminuyen los embarazos porque, como lo demuestran numerosos estudios, las adolescentes no se embarazan cuando tienen otras expectativas, como la posibilidad de educarse o de conseguir trabajo», concluye.
En el país
En el país, la tasa de fecundidad adolescente temprana se ubica en 1,9 por mil, mientras que entre las jóvenes de 15 a 19 la tasa es de 64,9 por mil; de acuerdo a los últimos datos disponibles de 2013. Según un trabajo de Unicef publicado en 2016, la provincia de Santa Fe supera la media nacional de ambos indicadores (2,7 por mil y 66,5 por mil, respectivamente). La investigación advierte que la distribución de la maternidad adolescente en el país «tiene una estrecha relación con el nivel de desarrollo» socioeconómico.
La Capital