El empresario tenía 94 años y fue el fundador de una de las empresas más importantes del país y con reconocimiento internacional. Desde las 10 de la mañana será velado en la capilla de Guadalupe Norte.
Rafael Colussi estaba casado con Bernardina Massat y vivía en Guadalupe Norte, lugar que eligió para erigir la empresa.
Sus hijos son Primo, Segundino, Tarcisio, Maris, Gladis, Elvira, Zunilda y Silvia.
Sus restos serán sepultados el viernes a las 9.30 Hs.
Algo de historia de la fundación de la empresa
Historia de Rafael
Ante la rutina diaria de reparar y reparar, de ver que se deterioraban motores o se fundían por detalles que algunos conductores no alcanzaban a detectar a tiempo, me invadía la preocupación de que existiera ese riesgo tan costoso, como así también las serias consecuencias que acarreaban en el trabajo un tractor o un camión demorado en el taller dos o tres semanas.
Un sábado a la tardecita del año 1970, llegó al taller un camión Ford con motor Perkins a fin de calibrar las gomas, pues el domingo debían llevar los jugadores de fútbol a Los Lapachos. La marcha era perfecta, daba gusto oírla.
El domingo los futbolistas realizaron el viaje. De pronto: humo, alta temperatura, motor detenido, ausencia de agua, radiador roto… Al día siguiente llegó al taller remolcado. A cualquier mecánico, estas cosas le duelen como si le estuviesen golpeando sus propios huesos.
Casualmente se encontraba Néstor Venica y le dije: “El sábado tenía una marcha perfecta; hoy es un montón de hierros deteriorados. Tenemos que hacer algo. Esta tarde a las cuatro te espero para ver si podemos concretar algo de todo lo que hemos hablado al respecto”.
Mientras tanto pensaba: En mi vida:
“Cuántos proyectos sin poder iniciar.
Cuántos inicios sin poder continuar.
Cuántos trabajos sin poder terminar.
Cuántas veces volver a empezar.
Pero nunca perdí la ilusión de que uno de ellos iría a prender y por el mundo se iría a extender llevando los beneficios de su valor.
Tengo la sensación de que ha llegado el invento tan esperado.”
Historia de Néstor
“En el año 1970 frecuentaba el taller de Rafael porque estábamos entusiasmados con la invención de un filtro para chimeneas de fábricas.
En el transcurso de la conversación Rafael, que siempre tuvo en su cerebro un lugar por donde surgen ingeniosas ideas a borbotones me dijo: “El motor del camión de un amigo se fundió. Tenemos que hacer algo para que estas cosas no ocurran más. Esta tarde te espero a las cuatro.”
Con las manos en el bolsillo, un caminar cansino y silbando una que otra tonada, un rato antes salí de mi casa para llegar a la hora indicada.
Mientras filosofaba:
Motores que se funden… ¿Por qué?
Por alta temperatura…¿Por qué se eleva?
Radiadores taponados o rotos, interior y exteriormente. Mangueras taponadas o rotas. Termostatos inactivos o correas rotas. Bombas de agua deterioradas y frenadas. Por baja presión de aceite…¿Por qué baja?
Falta de aceite por rotura de la bomba. Rotura de cañerías y filtros. ¿Habrá algún conductor talentoso que alcance a detectar a tiempo estos accidentes para que el motor no se funda?
Sí, pero observando las luces del instrumental del vehículo. ¿Habrá algún conductor talentoso que mantenga la concentración mental necesaria como para atender las luces del tablero en forma continua, sin distraerse, todas las horas en que esta al volante?
La respuesta podría ser afirmativa para contados casos. Además de las luces del instrumental ¿qué otra señal podría tener un conductor para detectar la alta temperatura o la baja presión de aceite en el motor?
Podrían ser sonidos, luces titilantes o amenazas de paro de combustible, trabas en el acelerador, cortes de encendido eléctrico.
Tantas cosas por el camino pensé que al taller sin percatarme llegué; pero, que la intriga me desbordaba eso es seguro y también me atrapaba.
Tengo la sensación que es viable unir varios elementos por cable y parar el motor repentinamente antes de que se funda rápidamente.