El fenómeno La Niña afectó a la oleaginosa y al maíz e impactará en los ingresos del área núcleo. Alerta de entidades agropecuarias.
La sequía, que venía anticipándose desde octubre cuando los analistas preveían una acentuación del fenómeno La Niña, ya comenzó a impactar en la campaña de granos 2017/18 en la Argentina y puntualmente en la zona núcleo productiva que incluye el centro y sur de Santa Fe. En los últimos días, la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario estimó que por la falta de agua sólo la producción de soja en la zona caería en casi 4 millones de toneladas respecto del ciclo anterior, que a la actual cotización de la oleaginosa, representa una pérdida cercana a 1.200 millones de dólares.
La Sociedad Rural de Rosario, consideró en un comunicado que «se trata de la sequía más importante de los últimos 70 años», y explicó que hay que remontarse al verano de 1945 «para contabilizar registros pluviométricos de esta índole en nuestra región con apenas 25 a 35 milímetros (mm).
Aunque en rigor, la sequía que afectó al campo en las campañas 2008/2009 y 2011/12 aún siguen siendo las de mayor impacto de los últimos tiempos. En el primer caso se perdieron 35,4 millones de toneladas de granos y más de 700 mil cabezas de ganado y se prolongó durante casi todo el verano, y en el segundo, las pérdidas y la mortandad de animales también se agudizó pero se concentró en diciembre cuando aún faltaban algunas áreas por sembrar, lo que generó un retraso en el implante a la espera de algo de humedad.
El último relevamiento de la GEA fue categórico al estimar que «la sequía limitaría a la campaña de soja en la zona núcleo a 16,8 millones de toneladas, más de 3,8 millones menos respecto al período anterior cuando alcanzó los 20,6 millones de toneladas».
A nivel nacional, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires mantiene la proyección de producción de la oleaginosa en 50 millones de toneladas, un 13 por ciento inferior al ciclo 2016/17.
La GEA detalló que «con un 70 por ciento de los lotes en pleno aumento de peso de semillas, el rinde promedio de la soja de primera se desploma cada día que pasa sin lluvias y está muy por debajo de las expectativas que se tenían para esta campaña con rendimientos de 33 quintales por hectárea (qq(ha), 7 puntos por debajo de la campaña anterior, donde alcanzó los 40 qq/ha. También se desmoronan las expectativas para la soja de segunda que apenas alcanzaría los 20 qq/ha.
Por otra parte, «1,2 millones de hectáreas ubicadas en el extremo sur de Santa Fe y al norte de Buenos Aires se las consideran entre regulares y malas condiciones», agregó la GEA.
La falta de agua también impactó en el maíz. El mes pasado las estimaciones nacionales mostraban que el cereal estaba muy lejos de alcanzar los casi 80 qq/ha del ciclo pasado y el rinde promedio nacional en la campaña 2017/18 arrojó 73,5 qq/ha. De ese modo, pese a que se sembró 9,8 por ciento más que en el período anterior, la producción maicera creció apenas en dos millones de toneladas y alcanzó las 39,9 millones cuando la previsión inicial era casi tocar las 42 millones de toneladas.
Impacto en el precio
Esta situación provocó una suba de las cotizaciones de la soja en el Mercado Disponible de la Bolsa local, donde ayer tocó los 6.000 pesos la tonelada y también en los futuros inmediatos (mayo) que ayer llegaron a 300 dólares. De todos modos, lo que en principio podría ser una buena noticia para el productor argentino, podrían diluirse por la excelente cosecha de Brasil _pese a las inundaciones sobre el fin del ciclo sojero_ y las menores alzas en las cotizaciones externas (ver aparte).
Por otra parte, la Rural de Rosario advirtió que además de los granos el panorama «no es menos desolador en la ganadería tanto de cría como recría y en la zona de los tambos, ya que las pasturas no producen el forraje suficiente».
También dijo que «esta incertidumbre se acrecienta por el aumento de costos de producción, de impuestos, del gasoil, la falta de control de la inflación y la alta tasa de interés entre otros ítems», advirtió la Rural.
crítica. Los rindes de la soja se desploman y se estiman en 33 quintales por hectárea, 7 menos de los previstos.