Antonio Bonfatti asegura que si no hay reforma constitucional irá por un nuevo mandato en la provincia.
Antonio Bonfatti asegura que si no hay reforma constitucional y/o posibilidad de reelección del actual gobernador irá por un nuevo mandato en la provincia. Pero siempre y cuando el partido se lo pida. Sin embargo, lo central de los dichos del presidente de la Cámara de Diputados es la aceptación de la posibilidad de que Miguel Lifschitz se postule en 2019 si aparece un artículo constitucional que lo posibilite.
En una entrevista a fondo, Bonfatti apoya la creación de un frente amplio en Santa Fe, Rosario y a nivel nacional. Y no deja títere sin cabeza a la hora de analizar la gestión del gobierno nacional.
»Se agudizan los problemas. Si la inflación baja es a costa de una recesión de la actividad económica. Vamos a contramano del mundo con las importaciones. Se sigue intentando cooptar la Justicia, y algo que sale todos los días con los trapitos al sol: funcionarios de primer nivel con cuentas off shore. Si tanta confianza tienen en el país y en el gobierno, porque no dejan sus dineros en Argentina. Es un gobierno de derecha», analiza el ex jefe de la Casa Gris.
—¿Qué cuestiones trascendentes esperan en Diputados para 2018?
—Hay dos o tres leyes que hay que bordar: reforma del Código de Faltas, ley de salud, ley de educación. Esas tres son muy importantes para la provincia, además de muchísimos otros proyectos que vamos a abordar.
—Y el gran signo de interrogante que es la reforma constitucional.
—Esperamos el envío del gobernador del proyecto de reforma constitucional. Los socialistas siempre fuimos propensos a abordar la reforma constitucional tan necesaria para la provincia de Santa Fe, y vamos a insistir con ello para poder lograrlo.
—¿Hubo un cambio de opinión suya con el tema de la reforma? Siempre dijimos los analistas políticos y los políticos, incluso, que un sector del socialismo no quería saber nada con la reelección del gobernador.
—No conozco quién está en contra de la reforma constitucional adentro del socialismo. Siempre planteamos la necesidad de la reforma, los temas importantes que debería incluir: derechos de segunda y tercera generación, Consejo de la Magistratura, empresas de energía y agua, modificaciones al sistema D’Hondt para la composición de las Cámaras, mandatos de los presidentes comunales. Hay que poner en sintonía la Constitución provincial con la nacional.
—¿La opinión de Di Pollina es individual o también es su parecer?
—Eduardo planteó un tema respecto a fechas. Yo siempre expresé que 2018 era el año, porque no era conveniente mezclarlo con un año electoral. Amerita un debate suficiente con la sociedad.
—Lifschitz quiere ser reelecto, él mismo lo admitió públicamente en algunas entrevistas. ¿Está usted dispuesto a aceptar ese deseo del gobernador?
—No se lo permite la actual Constitución, pero si los constituyentes lo deciden no hay inconveniente para que pueda ir a la reelección.
—Usted no se opondría a la reelección de Lifschitz.
—Para nada.
—¿Y cómo ve la gestión de Lifschitz?
—Muy bien. Cualquier encuesta avala lo que está haciendo Miguel, que es llevar adelante un proyecto que comenzó en 2007 con Hermes, y que continuamos.
—¿Si no hay reelección, usted va a ser el candidato del socialismo?
—Yo soy un hombre de la política, y haré política hasta el último día de mi vida. Ocupar cargos no es algo que en lo personal me desvele, pero si mi partido cree que puedo ser necesario para llevar adelante un proyecto, cuenten conmigo.
—Si no es Lifschitz, no hay otra referencia. Sería el candidato natural.
—No, no soy el candidato natural. Recuerdo cuando se lanzó mi candidatura a gobernador, en 2011, no tenía mayores intenciones de voto por el desconocimiento de la ciudadanía. Un candidato se instala
—Pero usted está instalado como potencial aspirante.
—Pero no sería el único, puede haber otros candidatos a gobernador. Pertenecemos a un frente y hay que buscar lo mejor para expresar las ideas de ese frente.
—¿Hay un escenario parecido al de 2015 con tres tercios?
—Con tres tercios, pero no con la misma composición que en 2015, 2011 ni 2007. La política es extremadamente dinámica y ya los partidos políticos no tienen la atracción. Hay muchas variantes y, de hecho, el Frente Progresista no es el mismo.
—¿Cómo se implementa lo que dijo, respecto a la incorporación de otros sectores al Frente Progresista?
—El proyecto está escrito, va a tener 12 años en la provincia. Se pueden sumar actores que coincidan en los grandes trazos: qué queremos para la salud, la justicia, la seguridad, etc. Lo primordial es que sean honestos y podamos compartir valores.
—¿Cómo recibe la propuesta de Ciudad Futura de convocar al Frente Progresista y al peronismo a un frente amplio?
—Si tenemos coincidencias en los grandes objetivos, lo veo correcto. A nivel nacional también se podría plantear.
—¿En el fuero íntimo, sin reelección del actual gobernador, tiene ganas de ser candidato?
—Ser gobernador fue una de las experiencias más ricas y apasionantes de mi vida política. Aceptaría con todo gusto el desafío, pero tenemos que discutirlo en nuestro partido. Si hay reforma con reelección, será Lifschitz el que lleve adelante el proceso para darle continuidad a estos 4 años. Si no, estoy dispuesto a lo que mi partido quiera decir y, obviamente, el Frente Progresista.
—¿Los corrió por izquierda el Senado provincial al incluir paridad de género en los tres poderes del Estado?
—Nuestro partido tiene una decisión tomada: paridad de género en todos los órdenes. No nos sorprende, al contrario, le viene muy bien a la política que exista paridad de género. La Cámara de Diputados votó en seis oportunidades la paridad, y en seis fue derrotada por el Senado. Esperemos que ahora sea posible en la provincia.
—¿Pero se puede aplicar este proyecto de los senadores peronistas?
—No conozco en detalle, pero si va en el sentido que estamos planteando no habría ningún inconveniente.
—¿Qué evaluación hace de la actualidad de Macri al frente de la administración?
—Se agudizan los problemas. Si la inflación baja es a costa de una recesión de la actividad económica. Vamos a contramano del mundo con la apertura de las importaciones. Estados Unidos, China, Europa, les ponen freno y Argentina actúa como si no pasara nada en el mundo, como si las acciones de los países fueran otras. La deuda externa me preocupa seriamente, cada vez crece más y la timba financiera está pagando 27%. Se sigue intentando cooptar la Justicia, y algo que sale todos los días con los trapitos al sol: funcionarios de primer nivel con cuentas off shore. Si tanta confianza tienen en el país y en el gobierno nacional, porque no dejan sus dineros en Argentina. Se está desfinanciando la universidad pública con un recorte del 40 por ciento. Y parece que no les preocupa la salud pública ni la educación. Es un gobierno de derecha. Y ya tuvimos la experiencia de los 90 con algo similar.
—¿Y cómo se le gana al gobierno? Porque, hasta acá, Cambiemos derrotó al peronismo, que sigue dividido. Y no se observa ningún cambio significativo de escenarios políticos.
—La gran mayoría de los argentinos no quiere volver al pasado, nosotros tampoco. Ahora bien, el presente va defraudando a la gente cada día más y se empieza a construir una tercera opción, por ahora se intenta crear una tercera posición. ¿Cuánto demorará esta tercera opción para ser gobierno? No lo sé, pero trabajo desde lo personal y lo colectivo para ello, para que eso se de en la práctica. No lo digo en función del fracaso del que está, sino del futuro de la Argentina. Como presidente del Partido Socialista he tomado contacto con numerosos dirigentes y sectores. La gente en la calle dice «únanse», como forma de buscar una alternativa al actual gobierno.
—Si no hay reforma constitucional en Santa Fe, no quedará mucho tiempo para candidaturas. Habrá que salir a la cancha rápido.
—Hay tiempo, pero no hago recorridas en función de una candidatura, sino como responsable que soy de la Cámara de Diputados. Políticamente, observo que no hay que ignorar el crecimiento de Cambiemos, es parte de la realidad.
—¿Cómo observa a Rosario?
—Cada día más linda y con más obras.
—¿Admite que el mayor problema de su gobierno fue la inseguridad?
—Lo veo con los números. Durante los últimos tres, cuatro años ha bajado el delito en Rosario. La provincia está en el término medio del país. Esto marca la soledad en la que nos dejó el gobierno kirchnerista, sin ningún tipo de apoyo. Hubo mucho circo y pocas nueces, nunca controlaron el narcotráfico.
—¿Cambió para bien con el gobierno de Macri?
—Hoy hay diálogo, mesa de inteligencia a la hora de combatir el narcotráfico en Rosario y el resto de la provincia de Santa Fe. Cuanto todos tomamos nuestras propias responsabilidades a la hora de gobernar la Nación, la provincia o la ciudad, se puede mejorar la situación. Por el contrario, en el resto del país se agrava la situación de inseguridad. Hoy Santa Fe está dando la nota positiva, porque se articulan las políticas de seguridad. Nos tocó una etapa muy compleja: Santa Fe no tenía policía de investigación, científica, de acción táctica, no había vehículos ni información encriptada. No existía el 911, las cámaras. Todo eso se empezó a implementar durante mi gestión, y ahora se empiezan a ver los frutos. Si provincia de Santa Fe y Nación siguen trabajando juntos se puede avanzar mucho contra el delito.
Fuente: La Capital