Hablan los familiares de niños abusados por un cura de Reconquista. Es el padre Néstor Monzón, imputado hace dos años por abuso sexual gravemente ultrajante, agravado por su condición.
A dos años de la imputación contra el cura Néstor Fabián Monzón, por el abuso sexual de una niña y un niño, que generó conmoción en Reconquista; la familia de las víctimas espera el juicio oral y público para exigir que vaya preso. El año pasado, la Fiscalía presentó su acusación, en la que solicitó 12 años de prisión para el párroco; mientras que los querellantes pidieron 16 años de cárcel. Rosario/12 habló con el papá de una de las víctimas que exige justicia. “Queremos que ese degenerado vaya a la cárcel”, dijo Rodrigo.
“Abuso sexual gravemente ultrajante, agravado por la condición de ser un ministro de un culto religioso reconocido y por producir un grave daño en la salud de ambas víctimas”, reza la calificación penal contra el sacerdote de 48 años. Ese delito acarrea penas que van de 8 a 20 años de prisión.
El hecho de abuso eclesiástico es uno de los más alarmantes en el país. Incluso, los padres de las criaturas, que tenían apenas 3 y 5 años, son miembros de la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual Eclasiástico de Argentina, que contiene y acompaña a decenas de familias que pasaron por situaciones similares. “Mi esposa vio el contacto en un programa de televisión y les escribió. Ellos rápidamente nos contestaron: ‘los estábamos esperando’”, recordó Rodrigo.
Los hechos que llevarán a juicio a Monzón son repudiables por donde se los mire. En momento de la acusación, la Fiscalía expresó que fueron cometidos “por una persona de sexo masculino, mayor de edad, ministro de un culto religioso, y practicado en contra de niños de 3 años, en condiciones de alta vulnerabilidad; quienes debieron soportar el abuso en circunstancias gravemente ultrajantes para su presente y futuro”. Si bien no hubo acceso carnal, las conductas fueron “típicas, antijurídicas, culpables y encuadran dentro del Código Penal”. Todo, “en el contexto concreto de una situación de violencia de género -para con una de las víctimas- que nuestra ley repudia, a la que, además, transmitió una enfermedad que dañó significativamente la salud de la misma”, aseguran los acusadores.
El año pasado, el juez Gonzalo Basualdo resolvió que el caso llegue a juicio oral y público, tras el pedido presentado por el fiscal Alejandro Rodríguez, contra el sacerdote. Pero fue más de un año antes cuando -en abril de 2016- el religioso que estaba al frente de la iglesia “María, madre de Dios”, de la ciudad de Reconquista fue apresado por la Agencia de Trata de la provincia, acusado de someter a una niña de 3 años y a su primito de 5.
Por aquellos días se indicó que el párroco había llegado a la localidad, cabecera del departamento General Obligado, a mediados de 2015, fecha en la que se habrían cometido los hechos que la familia denunció un año antes de la detención.
El párroco fue detenido e incomunicado, luego de que la madre de la pequeña lo denunciara ante los comentarios de su hija. “El padre Néstor nos dejó tocarle el pito, y no se enojó”, reveló la niña. Inmediatamente, la mujer contactó a una profesional para intentar que su hija avanzara en el relato, y luego dijo: “El a nosotros, también”.
Sin embargo, recuperó la libertad y tiene restricción de acercamiento a las familias afectadas, aunque no puede ejercer funciones, según dijo Rodrigo a este diario. “Estamos esperando la designación de jueces, que quizás tengan que venir de otras ciudades, para que se inicie el juicio. Nos dijeron que sería después de las feria de julio”, se esperanzó el hombre. “Nos podemos plantar, hacer marchas, pero es la Justicia la que decide; pese a que en principio nos dijeron que saldría en breve. Llega un momento en el que uno se acostumbra a esperar, a la impotencia y a vivir con esto”, lamentó el hombre. “Dentro de tanta porquería, convivimos con el dolor; pero cuando este degenerado esté preso vamos a tener un poco más de alivio. Sabemos que el momento va a llegar”, dijo.
Rodrigo recordó que un año antes de que el caso se hiciera público, la familia de las víctimas comenzó a trabajar con la Defensoría de Niños, hacer trámites clínicos y con la Fiscalía para reunir las pruebas. “Es algo que no le deseo a nadie, porque prácticamente no vivís. Una vez que se presentó todo, sabemos que se viene el juicio y que es lo peor, pero queremos que termine todo ya, y que este degenerado quede preso, porque solo tuvo un tiempo de prisión preventiva. Ahora tiene una restricción de acercamiento y no puede ejercer sus funciones, pero por suerte yo no me lo crucé nunca. Creemos que con todo lo que vivimos nosotros, lo que contaron mi hija y mi sobrino, no será difícil que los jueces dictaminen por una condena. Está toda la prueba para que eso suceda y nosotros estamos convencidos de que debería ser así”.
Fuente: Rosario 12