Piden que los concejales reformen el código de ordenamiento urbano para dar solución de fondo a la cuestión.
El texto completo enviado al Presidente de la Comisión de Obras Públicas del Concejo Municipal
Nos dirigimos a usted, a partir de haber tomado conocimiento a través de medios de prensa, que el pasado 10 de mayo, después de haber sido puesta a consideración la aprobación de una nueva excepción al Plan de Ordenamiento Urbano sobre el proyecto de Referencia, se ha votado por mayoría que el expediente continúe en tratamiento en la Comisión que usted representa. Ante esa circunstancia, es que pretendemos hacer un aporte a ese tratamiento, reiterando nuestra intención manifestada oportunamente por nota, EXP.0140/18, de fecha 28 de marzo de 2018 , según el cual nos poníamos a disposición para el tratamiento de este tema, dada la distancia observada en algunos aspectos, entre la normativa vigente y lo que se pretende ejecutar.
El pasado 26 de abril, hemos participado de la convocatoria abierta, de la Comisión de Participación Ciudadana, donde pudimos tomar conocimiento de algunos aspectos de esta iniciativa, advirtiendo que de acuerdo a la exposición ofrecida, sobre la pretensión de llegar hasta los 20 pisos de altura. A nuestro criterio, esta pretención, propone más poner al Plan vigente en estado de crisis, que realizar un pedido de excepción al mismo. En este sentido y frente a la magnitud del tema en discusión es que radica nuestro interés en poder expresarnos, y ofrecer contribuir con nuestro punto de vista, en tanto Colegio que representa a los profesionales arquitectos y urbanistas de la ciudad y la región.
Es así entonces, que reconociendo que existe debate público sobre el particular, nos permitimos sugerir a usted, y por su intermedio al resto de los integrantes del Cuerpo, que es necesario dar adecuada y suficiente consideración al tratamiento de este expediente, dado que si este pedido prospera, no se estará sancionando una excepción más, sino una manifiesta desautorización de la actual norma, que generará dificultades no solo para legitimar el presente Plan, sino también a cualquier Plan futuro, a partir de sancionar un antecederte que vuelve relativa autoridad de la norma, cuya vigencia sería en tanto y en cuanto, no aparezca un emprendimiento que se auto referencie y de este modo se autorregule aunque sea parcialmente, argumentando que desde su singularidad, debe ser considerado por fuera de la institucionalidad prevista para el resto de los proyectos y de las inversiones.
En este sentido, entendemos que el progreso, la modernización, la dinámica inversora, y la incorporación de nuevas tecnologías al territorio urbano se deben promover y regular, y allí radica la función y la necesidad de defender la práctica de planificar y la vigencia de un Plan. Esa es la experiencia de las ciudades que han conseguido alta calidad urbana, y sólida cultura ciudadana, y ese es el camino que debe seguir Reconquista, y que su institucionalidad debe sostener.
Hace pocos meses, pudimos conocerde primera mano la experiencia de Medellín, y comprobamos allí una vez más que la decisión de Planificar, es laque explica los resultados que hoy pueden exhibir esas ciudades, a partir de coordinar programas y obras públicas con inversiones privadas. El ejemplo de Medellín se puede enumerar entre muchos ejemplos al respecto, demostrando que las ciudades no se modernizan, ni logran desarrollar mercado inmobiliario sostenido, ni consiguen generar espacio público, a partir de intervenciones singulares, icónicas y aisladas, sino a partir de un Plan organizador. Allí radica el desafío.
Ese desafío de un buen Plan, debería dar incluso respuestas de los lugares donde la ciudad puede incorporar adecuadamente intervenciones “icónicas”. La ciudad es un sistema, en el que habitan personas, promover su crecimiento desde el interés común, debería ser el compromiso de toda su estructura gubernamental.
Por todo ello este Colegio pretende defender el Plan que tenemos, y desde esa defensa, promover su modificación, asumiendo la necesidad de que sea actualizado o incluso corregido, y en sentido contrario, no aceptamos que sea agredirlo, desautorizarlo, o invisibilizado, y que por lo tanto a la hora de tomar decisiones sobre el futuro físico de la ciudad, pueda ser desdibujado por cualquier argumento en apariencia ingenioso, o presentado como portador en sí mismo de todos los valores que implican el progreso.
En relación al tema de discusión en particular, y sin abandonar esta postura de defender la práctica de la Planificación frente a la de la excepcionalidad permanente, es que nos proponemos expresarnos sobre el tema de la altura del edificio propuesto, cuestión que provoca la solicitud de excepción, y en este sentido pretendemos aportar a la discusión los siguientes aspectos.
• En primer lugar, reconocemos elementos cuantificables, que serán impactados por un edificio de esta altura, y que genera elementos a analizar atendiendo a las características de la estructura urbana del sector en cuestión, y a partir de los metros cuadrados que suponemos tendría el emprendimiento. En ese sentido se debe advertir que tanto la estructura de evacuación de líquidos cloacales, como el sistema de abastecimiento eléctrico, como el flujo de vehículos y la necesidad de estacionamientos, serían tensionados por un incremento de demanda, la que en algunos casos se podrá resolver con inversión, y en otros obligara necesariamente a disimular deficiencias. En definitiva, se incorporarían a la demanda pública, la exigencia de nuevos esfuerzos, que se deberán necesariamente asumir para poder dar respuesta a estos desafíos técnicos y económicos generados.
• En segundo lugar, hay que advertir razones no cuantificables, incluso intangibles, que tienen que ver con la idea de preservar la ciudad en términos de bien común.
La experiencia indica, que la sumatoria de calles, veredas, equipamiento y edificios, es lo que conforma el espacio público que reconocemos, y esa resultante, es el principal valor físico de cualquier ciudad. En ese sentido la coherencia en términos de escalas entre todos esos componentes, asume un rol determinante en la percepción de la ciudad, que se traduce en el sentido de empatía que tenemos con muchos lugares, porque observamos que nuestra escala humana, encuentra referencia, y parámetros comunes. Esos son los lugares que la gente tiende a utilizar, que provocan actividad urbana. En este sentido pensar una torre de 20 pisos, que supone un desarrollo vertical de unos 65 metros, en un área de calles de 20 metros, en un entorno de un máximo de dos plantas, parecería más bien generar condiciones de extrañeza, de forzamiento, y de desinterés por construir coherencia a pesar de la diversidad propia y necesaria.
Se debe advertir entonces, que solamente se puede justificar esta intervención, si la consideramos desde su particularidad y singularidad, y de ningún modo desde el interés común, que es ni más ni menos el modo en que este sector de la ciudad ha venido construyéndose, y que hoy nos hace reconocerlo como atractivo, incluso para inversiones de esta envergadura, situación que de modificarse corriendo el riesgo incluso de hasta generar impacto negativo en el valor inmobiliario de las propiedades linderas y así desvalorizando este sector de la ciudad.
Finalmente, dentro de estas razones no cuantificables, se debería advertir la perdida que genera al patrimonio arquitectónico de la ciudad, la demolición de una obra que si bien, no ha sido incorporada a la normativa de preservación, no deja de ser una pieza de valor, y sería aconsejable que se intenten agotar las instancias para que sus legítimospropietarios, puedan incorporar al menos algunos de sus elementos más singulares al emprendimiento que pretenden desarrollar.
En definitiva pretendemos argumentar de esta forma nuestra recomendación a ese Honorable Cuerpo, sobre la negación de la autorización a construir veinte pisos, y proponer a los inversores analizar alternativas, exponiendo razones cuantificables de compleja solución y razones intangibles de conformación del espacio público. Es indispensable que se asuma una actitud diferente a la excepción en las políticas urbanas, volviendo a poner en valor a la planificación como herramienta activa, para generar condiciones de progreso urbano y también de inversión sostenida en nuestra ciudad.
A manera de aporte complementario agregamos como anexo a esta nota, un documento generado a partir de una reunión con el conjunto de nuestra matrícula, donde sesintetizan consideraciones en como densificar la ciudad y en particular los edificios en altura.
El Concejo Municipal de Reconquista podría entonces a nuestro criterio, aprobar modificaciones al actual Plan, asumiendo incluso como prioridad los aspectos vinculados a los límites de altura, una vez cerrada esa discusión, proponer a los inversores que adapten su proyecto a los términos del nuevo Plan, y de ese modo reemplazar la valiosa intención de ser el Icono que muestra el camino de la nueva ciudad, por la de ser el edificio Modelo, de una ciudad que se construye socialmente, y que se atreve a pensarse desde la sinergia entre su espacio urbano y sus edificios más calificados.