Tanto en Diputados como en el Senado, el proyecto de la Casa Gris no logra abrir el camino deseado. Inquietud en las filas oficialistas.
La llegada del receso invernal a la Legislatura santafesina dejó en evidencia la falta de un acuerdo político capaz de rescatar a la aspiración del gobernador Miguel Lifschitz de reformar la Constitución provincial de sendos pantanos en las Cámaras de Senadores y de Diputados.
«No existe ningún tipo de posibilidad de avanzar, tanto en el Senado como en Diputados. Ni siquiera parece que hubiera convicción del Ejecutivo de ir por la reforma de la Carta Magna, sí tal vez de mantenerla ahí para postergar alguna otra discusión», admitió a La Capital, bajo estricta reserva de fuente, un legislador frentista.
En la Cámara baja, el proyecto oficial de reforma de la Constitución está en tratamiento en la comisión de Educación. Si bien el cuerpo tiene nueve integrantes, dos de los legisladores que en su momento ingresaron por el Frente Progresista (FPCyS) ya no siguen en esa bancada: Rubén Giustiniani (formó un interbloque junto Silvia Augsburger y Carlos del Frade y Mercedes Meier, ambos del Frente Social y Popular) y Alejandro Boscarol, radical actualmente afín a Cambiemos.
«Las realidades políticas son muy dinámicas, y ese fue el primer escollo. Entonces es muy complicado avanzar así», prosiguió la fuente oficialista, que agregó: «Incluso hay diputados nuestros que quieren hablar a la brevedad con Lifschitz para ver cómo cerrar el tema, porque seguir sosteniéndolo en el tiempo puede tener un costo político».
En ese contexto, los tiempos estipulados por la Casa Gris continúan dilatándose. Y, además de la iniciativa impulsada por el oficialismo, Diputados tiene en carpeta otras fogoneadas por Luis Rubeo (PJ), Héctor Cavallero (PPS) y Del Frade. Ayer, las cuatro propuestas fueron fundamentadas en Educación, donde todavía no hay consenso sobre los alcances y los tiempos de la reforma.
Al respecto, en la vereda justicialista insistieron en que una reforma constitucional debe encararse con «responsabilidad», al tiempo que desestimaron que las posibles enmiendas a la Carta Magna tengan luz verde legislativa antes de fin de año.
Lo propio ocurre en el Senado, donde días atrás una iniciativa reformista ingresada por ocho legisladores del FPCyS fue girada a consideración de cinco comisiones de la Cámara alta.
«Más que una estrategia para que la reforma salga adelante es una maniobra para mantenerla en agenda. Pero no visualizamos convicción», deslizó en la Cámara alta otra fuente frentista acerca del futuro del proyecto firmado por Felipe Michlig, Rodrigo Borla, Miguel Cappiello, Lisandro Enrico, Orfilio Marcón, Germán Giacomino y Hugo Rasetto.
La propuesta, presentada en función de la dilación en la Cámara de Diputados, tiene estado parlamentario. Pero la percepción del oficialismo es que los senadores justicialistas no la acompañarán. De hecho, y pese a haber sintonizado públicamente con la necesidad de avanzar con las enmiendas a la Carta Magna, en el PJ prevalece la idea de dar un debate con tiempo y respetando la posición partidaria.
Tranco lento
En ese sentido, en las filas peronistas reconocieron por lo bajo: «Como en la Cámara baja la reforma viene lenta la mandaron a cinco comisiones del Senado. La experiencia legislativa dice que por más apuro que tengan en el oficialismo si el debate sigue por ese carril llegamos a fin de año». Otro factor de peso para la resistencia justicialista es la inclusión de la reelección del jefe de la Casa Gris en el proyecto (en rigor, supeditada a la voluntad de los futuros convencionales).
Tampoco hay certezas respecto de la posibilidad de convocar al congreso provincial partidario (postergado meses atrás por la intervención al PJ nacional) para emitir una posición formal sobre la reforma constitucional. «Tendrá lugar en la medida en que sea necesaria una definición orgánica», admitieron.