Crisis en la central obrera luego del paro contundente de la semana pasada. El portuario alegó problemas de salud pero a sus íntimos les confió que le era insostenible continuar al frente de la organización. El camionero retirará estos días al tercio de dirigentes que le responden del Consejo Directivo.
El triunviro de CGT Juan Carlos Schmid le comunicó a su entorno la decisión de retirarse de ese cuerpo colegiado, lo que irá acompañado de las renuncias de los dirigentes aliados a Hugo Moyano de sus cargos en el Consejo Directivo de la central. Se trata de una acción coordinada y que se precipitó por la agudización de la crisis económica y el enfrentamiento sindical con el Gobierno, y que necesariamente buscará restarle legitimidad a la cúpula de la CGT.
La renuncia de Schmid deberá formalizarse esta semana pero ya anoche había causado conmoción en todos los sectores gremiales. Los primeros en recibir el llamado de confirmación fueron sus colegas en el triunvirato, Héctor Daer y Carlos Acuña, en tanto que durante la semana ya les había adelantado esa posición a unos pocos dirigentes de su máxima confianza. Cerca de Moyano, en tanto, reafirmaron que en los próximos días seguirá los pasos del dirigente portuario una decena de integrantes de la mesa de conducción que representan un tercio del total.
De acuerdo a su interlocutor el jefe del sindicato de Dragado y Balizamiento puso como principal argumento un problema de salud o sus diferencias con sus pares del triunvirato. Sobre la primera versión días atrás estuvo al menos en dos ocasiones internado en el sanatorio Anchorena con picos de presión que coincidieron con la reunión del Consejo Directivo previa al paro del 25 de septiembre, primero, y el viernes último la más reciente.
La dimisión es coletazo de la salida un mes atrás de los Camioneros de ese órgano de conducción y, como había adelantado entonces este diario, para los próximos días se esperan determinaciones similares de otros que ocupan cargos por su cercanía con Moyano como el aeronavegante Juan Pablo Brey, el canillita Omar Plaíni, Sergio Sánchez (peajes, el gremio de donde se posicionó Facundo Moyano) o el güinchero Roberto Coria. Menos clara aparece la situación del cervecero Carlos Frigerio y de Jorge Sola, de los empleados del seguro, que además de integrar el Consejo Directivo forman parte de la «mesa chica» de la CGT. Una vez confirmada por escrito la salida de Schmid la central debería designar a su reemplazante en el triunvirato, un lugar que en teoría corresponde al actual secretario adjunto, el estatal Andrés Rodríguez.
Los amagues de Schmid por retirarse de la jefatura de la CGT se remontan a marzo del año pasado, luego del masivo y tumultuoso acto callejero que terminó con el robo del atril de la central obrera y la huida del trío en medio de insultos de parte de la concurrencia. Desde entonces el dirigente sugirió que se iría y se turnó en alianzas con otros sectores, hasta este fin de semana. Ayer en la Confederación de Trabajadores del Transporte (CATT), el sello clave para la contundencia de un paro por la presencia de los colectiveros de UTA y los maquinistas de trenes de La Fraternidad, masticaban enojo por no haberse enterado de boca del triunviro de su decisión y avisaban que sus horas al frente de ese sello parecían contadas: «si alega problemas de salud para irse del triunvirato, tampoco puede seguir al frente de la CATT», le dijo anoche uno de sus referentes a este diario.
El sindicalista portuario había llegado a la cima de la CGT en agosto de 2016 producto de un acuerdo frágil que maduraban desde antes del arribo de Mauricio Macri al poder los sectores más representativos de la CGT: los «gordos» de los grandes gremios de servicios y los «independientes» de buen diálogo con el Gobierno, por un lado; Moyano y sus aliados, como segunda pata, y el gastronómico Luis Barrionuevo, por otro. Los referentes se dividieron en tercios el Consejo Directivo de la CGT y aceptaron modificar el estatuto para delegar la jefatura en un trío.
La relación entre Daer, Schmid y Acuña pasó por un sinnúmero de tironeos, disputas y desinteligencias que incluyeron la marcha plagada de incidentes en marzo pasado y el malogrado paro nacional del 18 de diciembre último, pero también por instancias de fortalecimiento como las huelgas del 25 de junio y el 25 de septiembre de este año. El vínculo con la administración de Mauricio Macri nunca llegó a plasmarse en acuerdos de largo aliento y de hecho el Ejecutivo incumplió varios compromisos de diálogo y de implementar un freno a los despidos. Quizás el peor momento fue cuando la Casa Rosada puso en pausa el avance de un proyecto con cambios en la legislación laboral ante la falta de un acuerdo sólido con la CGT pero en cambio mandó sin aviso previo el proyecto de ley de reforma previsional que logró aprobar en el Congreso.
Con el nuevo escenario se agudizará la puja entre los sectores tradicionales y los opositores liderados por Moyano, que buscan apurar un congreso de renovación de autoridades para desplazar el triunvirato y poner en su lugar a un dirigente volcado a la confrontación con el Gobierno.