Por Claudia Balagué. Una búsqueda de la inclusión y el desarrollo, la calidad social, la libertad y la convivencia democrática.
Mientras buscamos fórmulas económicas para salir de la crisis, no podemos dar un paso atrás en nuestro largo camino para lograr una Ley de Educación provincial para la inclusión y el desarrollo, la calidad social, la libertad y la convivencia democrática.
En momentos de crisis como el que estamos atravesando, se nos hace muy difícil estar atentos a cualquier situación que no sean los apremios del día a día. Tenemos la sensación de que sobrellevar los embates de la economía concentra todos nuestros esfuerzos, y que no hay espacio ni tiempo para sopesar otros temas que se dirimen por estos días en la arena pública, como es la aprobación de una Ley de Educación para Santa Fe.
Sin embargo, cuando logramos conversar sobre la situación actual, independientemente del contexto y de la perspectiva de cada uno, aparece siempre una única constante: «Solo con educación se puede salir adelante». Cualquier economía necesita de una sociedad de conocimiento que la desarrolle, más allá de la política económica que el gobierno de turno decida. La experiencia del mundo nos indica que los países desarrollados han salido de sus crisis con una alta inversión en educación, con una sociedad que ha logrado altos niveles de formación.
Esta misma experiencia queremos consolidar en Santa Fe: tener la educación como base que nos permita superar las crisis, crecer y avanzar. Un paso fundamental, imprescindible, es una ley que proteja y promueva el derecho a la educación. En ese sentido los santafesinos ya avanzamos mucho: elaboramos un proyecto de Ley de Educación provincial emblemático; porque nos convocamos, nos encontramos, nos escuchamos, nos dimos la oportunidad de soñar y decirlo, de experimentar y compartirlo, y nos dimos la gran lección de que cuando tenemos un horizonte común nos ponemos de acuerdo sin mezquindades individuales.
Así hicimos historia con un proyecto que se aprobó en la cámara de Diputados por unanimidad; ahora nos falta su paso por el Senado para que sea ley.
La importancia del futuro
Puede ser un paso que deje la huella de una provincia a la que de verdad le importa el futuro de sus niños y jóvenes, porque dice -con fuerza de ley- que estén en las escuelas, que tengan herramientas para aprender y hacer, que conozcan y sean libres. Pero también, y hay que decirlo claramente, los vientos que soplan podrían hacer vacilar a quienes tiene ahora la responsabilidad de avanzar. Un mal paso no solo desandaría de un plumazo estos dos años y medio de trabajo colectivo y comprometido, sino que nos haría volver a regir nuestra educación con una ley de 70 años, que a esta altura del Siglo XXI es casi como no tener ley.
Tanto así, por dos cuestionamientos falaces, rebatibles nada menos que con información veraz y comprobable.
El primero siembra el temor de que la Ley no reconocerá a la educación privada. Esto no es así de ninguna manera. La ley 6427 (de Educación Privada) está explícitamente citada en el artículo 90 del proyecto de ley de educación provincial y continuará en plena vigencia de ser aprobado este proyecto. Allí radica la garantía de que todas las familias que entienden que sus hijos deben ser educados en alguno de los cultos reconocidos por el Estado argentino tengan ese derecho asegurado. También este proyecto define a la educación pública como laica, para proteger los derechos de las familias que buscan una educación basada en el valor de la laicidad. La libertad, la igualdad de oportunidades, los conocimientos científicamente validados y la convivencia en la diversidad son los criterios clave de este texto para la Ley de Educación.
El segundo cuestionamiento es la incorporación de tres artículos dedicados a la Educación Sexual Integral, aún cuando están enmarcados en la Ley Nacional 26150 y que se viene aplicando desde hace casi 10 años en Santa Fe, no sin dificultades y con resultados muy positivos también, como la disminución del embarazo adolescente.
Sobre este punto, aun persisten las consignas que escuchamos todos quienes hayamos seguido los debates parlamentarios más importantes de este año -que se hicieron eco en los medios de comunicación, las instituciones sociales, las calles-. Escuchamos la demanda: «Lo que se necesita es educación sexual en las escuelas». Y tomamos nota. Plasmamos este gran acuerdo colectivo en el texto de la ley de educación provincial, para garantizar información accesible y segura para decidir, y para evitar cualquier retroceso en los derechos conquistados fundamentalmente en educación y en salud.
No hay futuro posible sin educación, porque es la que descorre el velo de la ignorancia, y nos pone de cara a la libertad y el desarrollo. Con este compromiso y esta responsabilidad esperamos que se dé el siguiente paso en el sentido correcto, a favor de los derechos. Un paso adelante, como nos merecemos todos los santafesinos que luchamos todos los días, contra esta crisis y contra cualquier intento de hacernos volver al pasado.