La inflación es ese problema que enfrentamos todos los días cuando salimos a comprar algo y esta cada vez más caro, es el sueldo que rinde cada vez menos. Ese incremento de precios, sólo en el mes de abril fue de 3,4%.
Pero esta aceleración en los precios se profundizá desde enero, con el pico en el mes de marzo cuando crecieron 4,7% en un sólo mes. Si miramos 2019 tenemos una inflación acumulada del 15,6% para el primer cuatrimestre del año y si comparamos con abril del año pasado hubo un incremento de precios del 55,8%.
Sin embargo, la política antiflacionaria del gobierno parece mantenerse. En su visión el problema esta, solamente, en la emisión monetaria. En este sentido, la política inflacionaria a cargo de Sandleris en el Banco Central se centrá en esta oferta, y es por eso que desde octubre del año pasado hay una estricta política contractiva que saca pesos de circulación. Acorde a esta idea es la tasa de interés arriba del 70% anual, complicando a todo el sector productivo, imposibilitando los créditos, la inversión y complicando la situación de los deudores.
Se apostó a la recesión económica para frenar los precios, sin tener en cuenta que los movimientos en el precio del dólar también afectan a la inflación (o cómo lo llaman los economistas, el pass-trought). Por este motivo es que los empresarios se comprometieron a mantener el precio de los productos esenciales pero «atentos a una variable fundamental que es el precio de dólar», siendo que ante un fuerte aumento del tipo de cambio no permitiria mantener el «acuerdo de caballeros».
¿Por qué afecta el precio del dólar a los precios locales? Porque muchos precios de nuestra economía se referencian en dólares. Incluso las tarifas de los servicios públicos aumentan en la misma sintonía lo que incrementa los costos de los productos (y de nuestras condiciones de vida). Para dar un ejemplo sencillo, con cada aumento del dólar viene un aumento de la nafta y esto afecta a toda la cadena productiva, generando un efecto directo en la formación de precios.