Gabriel Hernández cometió un furcio que casi le cuesta la libertad.
El abogado Gabriel Hernández decidió hablar en la audiencia imputativa y dijo que no sabía que habían estado indagando a su hijo porque si se enteraba que lo estaban investigando «no me encontraban a mí ni a mi hijo».
Inmediatamente toda la sala quedó helada por la declaración y los abogados defensores vieron caer por el suelo su estrategia. Es que si el Fiscal Juan Marichal usaba esa declaración era una expresa declaración de intento de fuga y entorpecimiento probatorio.
El Fiscal no usó esa declaración y tras finalizar la audiencia, y antes que arranque la de medidas cautelares, negoció la «prisión domiciliaria» para el imputado. La prisión domiciliaria solo le impedirá ir a cenar a un bar, el resto puede hacer casi todo. Suena a burla.