La empresa agroindustrial Cereales del Sur, con negocios diversificados en granos y ganadería, entró en una grave crisis financiera y ahora su titular, el agente de Bolsa rosarino Daniel Casanovas, intenta encarar una renegociación ordenada de su pasivo.
Se trata de una tarea urgente porque tras el estallido de la crisis, que fue el lunes posterior a las PASO, le rechazaron 179 cheques por $47,5 millones y la corrida financiera que enfrenta es fuerte con clientes y proveedores que le exigen la liquidación anticipada de pasivos futuros.
Una corrida que también empezó en las últimas horas a impactar su agencia de Bolsa (CGV Casanovas y Asociados, de las que más creció en el último tiempo a nivél país) pese a que no está alcanzada por los problemas financieros de la cerealera.
Cereales del Sur está ubicada en Piquete Cabado, provincia de Salta, y allí posee un acopio, una planta industrializadora en la que procesa harina, subproductos y hasta alimentos balanceados, y dos grandes campos (uno de 5.300 hectáreas y otro de 3.000 hectáreas) con capacidad para albergar 30.000 animales.
La integración del negocio agrícola-ganadero-industrial le permitió además de eficiencia interna, ofrecer condiciones comerciales muy atractivas a productores de la región que fueron en cantidad a operar con la firma. Fue tan fuerte su crecimiento que empezó a terciar entre los dos grandes compradores de la región: bunge en granos e Inversora Juramento (Banco Macro) en ganado.
Casabivas explicó que la génesis de la corrida arrancó el lunes posterior a las PASO cuanto tenía previsto recibir ingresos por $15 millones (entre ellos el cobro de un warrant de un importante banco) que por diversos motivos no se los cumplieron a los que se le suma el descalze que sufrió toda la economía por la fuerte devaluación ya que el lunes, con el dólar rozando los $60, le liquidaron entregas realizadas el viernes con el dólar a $45.
Cuando a mediados de la semana pasada le empezaron a rebotar los cheques, los transportistas dejaron de prestarle servicios exigiéndole tarifas de flete muy superiores a las del mercado, pero además hubo camioneros que le bloquearon la planta y la salidad de sus campos. Y en la medida que a proveedores y productores le empezaron a rebotar los cheques, justo en un momento de alteración cambiaria, la situación social se puso muy densa. Casanovas denunció que sufrió robos en los campos y sabotajes en la planta, que lo llevaron a tener que redoblar la seguridad privada y pagar adicionales de policía para que custodien las instalaciones. También dice estar sufriendo escraches maliciosos que se viralizan y son la comidilla en el mercado de granos de Rosario.
El empresario asegura que previo a las PASO no tenía problemas financieros y solo enfrentaba como inconveniente lo que para él resulta una extraña decisión del Belgrano Cargas de dejar de prestarle servicio de flete para puertos de Rosario. Pese a que tenía como ventaja que los rieles del Belgrano pasan pegados a sus instalaciones (que le permitió conseguir fletes competitivos, que es el costo fundamental en el norte), empezó a recibir excusas para no prestarle servicios, alterando así sus proyecciones de costos de envíos de maíz. Y, precisamente, la oferta beneficiosa que hizo en el último tiempo por maíz a productorres de la zona era ventajosa por los menores costos de flete que ofrecía.