La pesquisa por la balacera en la que el lunes fue herido el jefe de la Delegación Santa Fe de la fuerza nacional muestra varias incongruencias.
Pasadas las primeras 36 horas del ataque a balazos contra el jefe de la delegación Santa Fe de la Policía Federal, en momentos en que viajaba hacia la capital provincial conduciendo un Ford Focus y junto a una compañera de la fuerza, el móvil del hecho genera más dudas que certezas. Mientras el comisario Mariano Valdés estaba anoche a un paso de recibir el alta médica por las heridas recibidas el lunes sobre la autopista Rosario-Buenos Aires, fuentes judiciales santafesinas confiaron que para el Ministerio Público de la Acusación (MPA) «la hipótesis del ataque mafioso es difusa». Para sostenerlo, dijeron que «llama la atención de que el comisario recibió las heridas sobre el costado derecho de su cuerpo cuando estaba siendo atacado desde el izquierdo»; y que «en el interior del auto se recolectaron siete vainas servidas, la misma cantidad de impactos que tenía el auto y por ahora, a pesar de los rastrillajes, no se hallaron más vainas».
En ese sentido, distintos actores del ámbito de la seguridad pública sentaron posición sobre lo ocurrido. La ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, insistió que el ataque a Valdés fue «un claro mensaje mafioso que busca paralizar la lucha que se está dando contra el narcotráfico». Y su par de la provincia, Maximiliano Pullaro, manifestó: «Yo puedo hablar sobre datos objetivos de la investigación en función de las tareas que la fiscal de Villa Constitución le asignó a la Policía de Investigaciones (PDI). En este momento se evalúan tres hipótesis: la de un intento de robo, un ataque mafioso o incluso un conflicto entre fuerzas o dentro de la misma Federal», indicó el ministro.
No todo coincide
En el marco de la pesquisa, el martes a la noche el comisario Valdés declaró ante los sumariantes de la Fiscalía de Villa Constitución a cargo de Eugenia Lascialandare. A groso modo, según se supo, ratificó los dichos que habían trascendido respecto a lo que se planteó como una encerrona de tinte mafioso. Su acompañante, la suboficial Roxana González ya había prestado declaración a los empleados de la Fiscalía antes de viajar a Buenos Aires, donde también fue entrevistada por sus pares de la División Judiciales y Asuntos Internos de la Federal. Distintas fuentes tribunalicias indicaron que «si bien entre los testimonios de las víctimas existen algunas concordancias, también se aprecian discordancias importantes», entre ellas el lugar de los hechos.
Los voceros del Ministerio Público de la Acusación explicaron que «no surgen, al menos en este tramo de la investigación, indicios que lleven a valorar con sustento la hipótesis del ataque mafioso, la misma aparece como desdibujada». Otro hecho que sorprendió a los pesquisas es que «el comisario Valdés tiene los dos impactos de bala sobre la zona derecha del cuerpo, es decir sobre el lado del acompañante», cuando la lógica por su ubicación como conductor es que los hubiera recibido desde el lateral izquierdo.
Otro punto que no le cierra a los investigadores es que, «si se trató de una emboscada o de un atentado mafioso, ¿por qué no los mataron a los dos? Más si ambos coinciden en que repelieron el ataque en desventaja numérica y en la oscuridad», indicó un vocero. «La versión del tiroteo es muy rara. No decimos increíble, si muy rara», agregó la fuente.
En su declaración ante la Justicia Valdés dijo que «no descartaba un robo al voleo porque la camioneta donde iban los atacantes frenó a pocos metros» adelante .
Se cayó la yerba
Valdés indicó que ellos «se detuvieron porque se les había volcado el mate y la suboficial bajó a limpiar su lugar». Al respecto, desde Fiscalía indicaron que los elementos del mate estaban en el habitáculo del Focus, a los pies del acompañante y con yerba derramada. Valdés también indicó que cuando los atacaron «escuchó que le decían dame todo»; y que llevaba su arma «entre las piernas, por eso pudo sacarla tan rápido para repeler el ataque». También describió el vehículo desde el que se bajaron los atacantes como «una camioneta gris o negra, sin precisar marca o modelo».
En ese sentido, los pesquisas solicitaron las filmaciones de las cámaras de videovigilancia de la estación de servicios «Las Mellizas», donde acudieron los policías en busca de ayuda tras el ataque y el GPS del Ford Focus en el que viajaban.
Entre los desfasajes en los testimonios de los federales, el lugar donde ocurrió el ataque fue uno de los más visibles. La suboficial dijo que fue a poco de pasar un puente (el de ingreso a Pavón) y el comisario indicó que sucedió al pasar el arroyo Pavón. Entre ambos puntos hay unos 4 kilómetros.
Valdés agregó que luego de resultar herido condujo unos cinco minutos hasta llegar a la estación de servicios ubicada en el kilómetro 256 y jurisdicción de Fighiera. Atendiendo a los dichos de la suboficial, de que habían pasado un puente, y los de Valdés, que dijo que había manejado 5 minutos, es que se dispuso que Gendarmería rastrillara a la altura del kilómetro 251,5 de la autopista, a 200 metros del puente que conduce a Pavón. Previamente a esto se había indicado que se había ampliado a 10 kilómetros el posible punto donde ocurrieron los hechos.
En el plano de la investigación, la fiscal Eugenia Lascialandare dispuso dos medidas que pudieron apreciarse públicamente. A media mañana peritos criminalísticos de Gendarmería se constituyeron en la subcomisaría 2ª de Pavón para peritar el Ford Focus gris que conducía el comisaria Valdés y que quedó allí bajo custodia. Ya por la tarde, alrededor de las 14, los peritos cortaron parcialmente el tránsito sobre la autopista, a la altura del kilómetros 251,5. Allí, una docena de efectivos vestidos de civil y de fajina peinaron la zona a la búsqueda de dar con elementos que determinen si esa es la escena del episodio.
La gravedad institucional de que un jefe de la Policái Federal fuera atacado a balazos en territorio santafesino se tradujo rápidamente en una catarata de testimonios que incluyó al presidente Mauricio Macri, de visita fugaz por la localidad de Oliveros (ver aparte). El presidente siguió en sintonía con los dichos del jefe de la fuerza nacional, Néstor Roncaglia, y de la ministra de Seguridad Patricia Bullrich sobre dos ejes: Valdés sufrió un atentado a balazos en la provincia de Santa Fe, donde la Nación intervino fuertemente para desbaratar a las mafias del narcotráfico; y por eso el comisario fue blanco de un atentado mafioso.
Del otro lado de la delgada línea roja, el ministro de Seguridad provincial, Maximiliano Pullaro, evitó entrar en el golpe por golpe, aunque gastó alguna chanza: «En el lugar no se encontraron vainas ni yerba, que eran alguno de los objetos descriptos. Puede ser que el Ministerio de Seguridad de la Nación tenga algún elemento más que nosotros desconozcamos, pero se están investigando tres hipótesis», dijo antes de enumerarlas: un conflicto en el interior de la fuerza federal; un ataque mafioso narco o un intento de robo. Pullaro también defendió al fiscal federal de Santa Fe Walter Rodríguez, quien dijo que había advertido a la ministra Bullrich respecto al alto nivel de corrupción de la Federal en la ciudad de Santa Fe.
Por su parte el jefe de fiscales de la provincia de Santa Fe, Jorge Baclini, dijo que «la investigación está encaminada al esclarecimiento», «que se trata de una investigación compleja en la que no se descarta ninguna hipótesis» y que «parece un atentado por la forma en la que se produjo». Respecto a la escena del crimen indicó que «se está buscando específicamente el lugar donde ocurrió el hecho. Es un lugar apróximado y se está haciendo una recorrida por allí. Además se realiza una recopilación y relevamiento de cámaras de seguridad sobre la autopista y cercanas al lugar para secuestrar elementos de valor para la investigación», añadió.
Respecto a una consulta realizada al Ministerio Público de la Acusación provincial por parte de la Fiscalía Federal (habría sido realizada por el fiscal federal Guillermo Lega) para que el expediente pasara a su órbita, Baclini indicó que para que eso suceda «debe haber una razón excepcional que afecte el interés del Estado nacional, lo que a nuestro entender no existe».