Mauro Ramoa habló sobre el momento que están viviendo y dijo «es la situación más difícil que me pasó en la vida».
«Cada vez que lo volvés a contar es revivir todo de nuevo estos últimos», dijo y comenzó a relatar que «comenzó Agustín (el hijo mayor) hace diez días con un virus. Lo llevamos a la Pediatra. Tenía temperaturas altas y vómitos».
Además contó que en la Escuela 6044 «dieciocho chicos compañeros de Agustín no fueron a la escuela porque estaban con el mismo síntoma».
Con ese cuadro que tenía el hijo mayor los médicos recién le daban turnos, en el hospital, para hacer los análisis el 5 de noviembre.
«Mi mujer y mi vieja estuvieron renegando y dando vueltas en todo el hospital y finalmente lo atendieron y le hicieron los análisis. Agustín se recuperó porque es más grande, porque es más fuerte y Valentina estaba bien, yo no se si se contagió algo ahí en el Hospital o si se contagió con el virus que tenía Agustín porque recién los análisis van a estar mañana», agregó.
«El viernes Valentina vuelve a hacer fiebre y ya veníamos de dos días de fiebre. El sábado nos contactamos con nuestra pediatra, que no es de acá, y nos recomendó que vayamos a la guardia. Nosotros vamos a la guardia el sábado a la tarde porque ya comenzaba con unos dolores estomacales y nos decía que le dolía la panza», siguió contando.
A las seis de la tarde llegan a la guardia del Hospital Central de Reconquista y en ese momento ocurre una gresca en una carrera cuadrera donde fue una batalla campal entre decenas de personas que se golpearon y apuñalaron por lo que la guardia estaba repleta de policías y ambulancias y en la guardia les explicaron esta situación y les dijeron que por «triage» la prioridad eran los apuñalados.
«No me interesa por qué se pelearon, no digo que no los atiendan, nada de eso, pero la prioridad tiene que ser un niño. Ellos son muy frágiles y por eso tienen que ser prioridad», remarcó.
Así pasaron tres horas sin atención y decidieron ir a un sanatorio privado donde los atendieron y les dieron una medicación para bajar la fiebre.
«Para cuando la atendieron ya eran las 10 de la noche. Estuvimos desde las 6 de la tarde dando vueltas», recordó Mauro.
«Vinimos a casa y nos acostamos a dormir y Valen durmió hasta las 2.30 y se levantó diciendome ‘papá me duele la panza acariciame’ quedamos así hasta las 6 y ahí volví a llamar a mi vieja y le digo vamos ayudame porque Valentina no durmió en toda la noche y yo tampoco y tengo miedo de que sea más grave», relató ya completamente quebrado.
«Ya en ese momento la guardia estaba tranquila y la atendieron, le hicieron las placas, le pusieron oxígeno. La derivan a Pediatría le sacan sangre y ahí ya nos dimos cuenta que algo no estaba bien porque ella es inquieta no se iba a dejar que le saquen sangre pero se dejó sacar sangre sin problemas», siguió.
Un rato más tarde el cuadro se complicó y Valentina pasó a la Unidad de Cuidados Intensivos «y vimos como se fue apagando» hasta que horas más tarde falleció.
«Yo quería que Valentina fuera feliz, que sea una bailarina o que sea una mamá y me haga abuelo, era lo único que quería», finalizó.