Se trata de Daniel Fernández, de 66 años, pareja de la mujer asesinada. La investigación detectó que el crimen se cometió en el interior de la vivienda de barrio Schneider que ambos compartían.
Todas las pistas en torno al femicidio de Ana María Alurralde apuntan -por el momento- a un solo sospechoso: Daniel Fernández, de 66 años y remisero jubilado, quien era pareja de la víctima hace más de 20 años. Durante la búsqueda de la mujer el hombre fue demorado y, con el hallazgo del cuerpo en un zanjón de Ángel Gallardo, pasó a estar en calidad de detenido por orden de la fiscal Ana Laura Gioria. Será imputado este lunes, en una audiencia que comenzará a las 11.30 en los tribunales de Santa Fe.
Según pudo comprobar la pesquisa judicial que llevó a cabo la División Homicidios de la Policía de Investigaciones (PDI), la mujer de 59 años fue asesinada mediante golpes en el rostro y cráneo el jueves por la tarde-noche en la vivienda de Regis Martínez al 3900 (barrio Schneider) que ambos compartían. Al día siguiente, su pareja, llamó al hermano de la víctima, el Juez Federal Aldo Alurralde, para decirle que Ana María se encontraba desaparecida y que la misma había dejado una nota escrita sobre una mesa.
Sin embargo, las inconsistencias en su relato (por ejemplo, afirmó que la mujer se había ido en su auto, siendo que no sabía conducir) generaron sospechas en el propio hermano de la víctima y también en la fiscal Bárbara Ilera, la primera funcionaria judicial que intervino -ya que en ese momento el caso se investigaba como averiguación de paradero-. Con el correr de las horas, el desenlace fue otro.
En la vivienda donde residía la pareja los peritos de la PDI hallaron rastros de sangre que eran compatibles con la víctima, por lo cual se estimó que el homicidio se cometió ahí mismo y que tras el fallecimiento de la mujer, el asesino limpió la escena del crimen.
El cuerpo de Ana María fue trasladado horas después hacia el zanjón donde quedó tirado, a unos 15 kilómetros de la ciudad de Santa Fe. El mismo presentaba lesiones en la cabeza y se encontraba envuelto con bolsas de residuos. La fiscal Gioria ordenó que sea remitido hacia la morgue judicial para que sea examinado.
El juez federal Alurralde dijo a Aire de Santa Fe que el detenido confesó el crimen en sede policial. También contó que su cuñado tenía “celos enfermizos” por su hermana y reconoció que nunca vio situaciones de violencia física en la pareja, pero sí psicológica: “Cuando sucede algo como esto, uno empieza a rebobinar y ve que no había situaciones de violencia pero sí de manipulación. Si no había nada de qué sospechar, lo inventaba”, precisó. Alurralde recordó que su hermana estaba “las 24 horas del día” con Fernández, que con el tiempo ya no la dejó trabajar.
Además, el juez federal hizo referencia a otro dato muy inquietante, que podría marcar un terrible antecedente en el accionar del presunto femicida: la pareja no tenía hijos en común, pero sí de relaciones previas. La madre de una de las hijas de Fernández desapareció hace 33 años y nunca fue encontrada.