Estaba terminando el 2019, hacía mucho calor en la ciudad y varias personas habían comenzado a tomar desde temprano. Para algunos es una tradición, otros sin embargo un hecho excepcional. La carga de emociones en un fin de año y las enormes expectativas que se depositan con la llegada del nuevo hacer que los nervios salgan a flor de piel, y si a eso se le suma alcohol el resultado puede ser explosivo.
Algunos policías se aprestaban a despedir el año en funciones. El destacamento de barrio Belgrano de Avellaneda tenía preparada una mesa sencilla para que los hombres y mujeres que estaban de guardia pudieran celebrar. Todo estaba relativamente tranquilo pero los policías de más experiencia saben que estos momentos son muy peligrosos y no bajan la guardia.
En eso, una joven irrumpe en la guardia pidiendo ayuda. Pálida y con visible rostro de preocupación le contó a los policías que su padre la había amenazado a ella y a su madre con un arma. El destacamento policial está a solo unas cuadras de la vivienda familiar de calle 120 al 924 de la ciudad de Avellaneda.
Cuando los policías llegaron las luces de la vivienda estaban apagadas. Entraron y se encontraron con la esposa que corroboró lo denunciado por su hija y les adelantó a los policías que su marido ya no estaba armado porque había logrado quitarle el arma y esconderla.
Mauro Ramón Correa, de 40 años, es un policía que presta funciones en la localidad de Sacti Spíritu, departamento General López. Estaba nervioso, descontrolado.
Los policías intentaron hablar con él pero éste los enfrentó y no les quedó más remedio que tumbarlo al suelo por la fuerza y colocarle las esposas.
La mujer entregó el arma que había escondido. Estaba cargada y lista para disparar con 8 cartuchos 9mm. Se trata del arma reglamentaria que el Estado le dio al hombre para que proteja a la población.
Mauro Correa fue trasladado a la Comisaría III de Avellaneda donde estuvo detenido en las últimas horas del 31 de diciembre de 2019 y pasó allí hasta las primeras horas de 2020 cuando recuperó la libertad con la orden judicial del Fiscal Nicolás Maglier de no acercarse nuevamente a su domicilio.
Desde la Comisaría también se labraron los oficios que comunicaron la situación del policía a sus jefes inmediatos de la Comisaría X de Sacti Spíritu y también a la Agencia de Control Policial, encargada de las sanciones a los policías que violan las leyes.
El Fiscal Nicolás Maglier dijo que es la primera denuncia de este tipo que tiene el policía. Lo que también se sabe es que no estaba en control absoluto de sus actos por una situación de depresión que lo había llevado, en varias oportunidades, a amenazar con suicidarse. Esto último se lo tuvo en cuenta muy al pasar y no se ordenó un tratamiento para evitar que ahora pueda sumar una situación compleja a su ya complicado cuadro psicológico.