Vicentin: devaluación y juego político, claves en la debacle

La empresa estaba endeudada en dólares con proveedores y bancos. En la gestión anterior el Nación actuaba como su principal soporte financiero.

El default de Vicentin por más de u$s1.300 millones y su posterior llamado a convocatoria de acreedores generó fuerte impacto. Su caída no sólo afecta a la agroindustria nacional, sino que también salpica a la política y las finanzas. El crédito que durante la administración anterior recibió del Banco Nación, que hoy supera los $18.300 millones, se convirtió en su espada de Damocles. El conflicto viene asociado no tanto por el monto sino por cómo lo consiguió.

 

En diciembre pasado cuando sorpresivamente la empresa comandada por Gustavo Nardelli y Alberto Padoan declaró el default, el dato clave era que su principal acreedor, según se desprendía de los registros del BCRA, era el Banco Nación, a quien le debía más de $18.300 millones.

El préstamo del Nación corresponde a una línea de crédito por prefinanciación de exportaciones. Está expresado en moneda extranjera y que tiene un plazo de pago de no más de 365 días. En la práctica, la entidad comandada en ese entonces por Javier González Fraga actuaba como soporte financiero de las operaciones de la firma exportadora, a la que le financiaba hasta u$s300 millones. La vertiginosa devaluación del peso tras las elecciones PASO donde triunfó la fórmula encabezada por Alberto Fernández, complicó todos los planes de Vicentin. La firma estaba endeudada por u$s300 millones a un dólar que valía alrededor de 40 pesos, y pocas semanas después esa misma deuda se debía multiplicar por un dólar de 60 pesos.

 

En la evolución de deuda de la firma queda en evidencia que en julio de 2019 tenía un pasivo con el BN de poco más de $13.372 millones. Un mes después ese monto creció el 38% hasta alcanzar los $18.000 millones. A partir de ese entonces, y a pesar de que el 90% de la facturación de Vicentin es en dólares, sus directivos aseguran que la deuda se volvió “impagable”.

 

Al cóctel, de por si explosivo, hay que sumarle la compra de granos con precio a fijar. Es decir, Vicentin recibió la materia prima sin un valor cerrado, y post devaluación los productores se lanzaron en masa a querer cobrar sus ventas con el cálculo del nuevo tipo de cambio.

 

Hasta aquí, la debacle de Vicentin podría explicarse en el marco de las tantas empresas afectadas por los vaivenes económicos de la gestión de Mauricio Macri. Pero esto es una verdad a medias porque esta firma también fue una de las más beneficiadas por esa misma administración. Y a partir de ahí comienza el escándalo que incluso el viernes pasado le valió una imputación ante la Justicia a González Fraga y a los empresarios Gustavo Nardelli y Alberto Padoan.

 

Durante la gestión macrista las empresas se quejaban por la falta de crédito y el que estaba disponible era totalmente inaccesible por las altas tasas. Sin embargo Vicentin tenía abierta una línea de prefinanciación de exportaciones por hasta u$s300 millones, hecho que contrasta absolutamente con la realidad de otras firmas, no sólo de la agroindustria sino en general y todavía mucho más si te toma en cuenta a las golpeadas pymes.

 

En este contexto, en el mundo de los negocios dicen que la prefinanciación de exportaciones era una “rara avis” y por lo bajo señalan: “Se repartía a dedo, y Vicentin tenía lo que nadie conseguía”.

 

En su descargo, y desde que declararon el default, los directivos de Vicentin se encargaron de aclarar que históricamente su principal acreedor local fue el Banco Nación y que la prefinanciación de exportaciones abierta con la entidad venía de mucho antes de la llegada de Cambiemos al poder. Si bien las fuentes del sector confirman esa afirmación, no son pocos los que remarcan que Vicentin habría recibido un respaldo mayor al de sus competidoras gracias a sus profundos lazos políticos con la administración anterior.

 

Según se supo en su momento, el entonces presidente Mauricio Macri se reunió en reiteradas oportunidades con Alberto Padoan cuando era presidente de la Bolsa de Comercio de Rosario. El empresario no dudaba en brindarle a Macri todo su apoyo en declaraciones públicas. Luego, su implicación en la llamada causa de “los cuadernos”, terminó por borrar a Padoan de la escena pública hasta reaparecer ahora con el default de la firma que comandaba.

 

Por su parte, Gustavo Nardelli, actual CEO de Vicentin y miembro de una de las familias fundadoras de la firma agroindustrial, tuvo aún más compromiso con la administración Cambiemos. Incluso, hace menos de dos años fue “medido” para ser candidato a gobernador de la provincia de Santa Fe, pero finalmente no recibió el visto bueno de la mesa chica de Mauricio Macri.

 

Tiempo después y a pesar de que quedó trunco el debut del empresario en la política, su respaldo al ex presidente continuó firme y eso quedó demostrado en las últimas elecciones presidenciales en las que el grupo empresario se posicionó como primer aportante de campaña de Cambiemos con un desembolso de $13,5 millones.

 

Conocedores del mundo de los negocios señalan que los lazos políticos que supieron estrechar los dueños de Vicentin habrían sido determinantes para concretar la expansión de su imperio en los últimos años. Pero también implantaron una bomba de tiempo que terminó por explotar cuando se declaró en default, el pasado 5 de diciembre, apenas 5 días antes del cambio de Gobierno.