Aunque los niños parecen más resistentes, los bebés son más vulnerables que los adolescentes. Ser joven no inmuniza. Desde los 50 años se ingresa en el grupo de población de riesgo alto
Es una pandemia: nadie está exento del contagio, cualquiera se puede infectar con el nuevo coronavirus. Pero distintas personas enfrentan diferentes peligros de desarrollar la enfermedad, COVID-19, y de necesitar hospitalización o cuidados en terapia intensiva, como de morir.
“Según el sentido común, los niños y los jóvenes podrían estar bien aun si se infectaran, y el riesgo de la severidad de los casos aumenta con la edad”, explicó Vox en una guía que detalló por edades esos peligros, en los que también intervienen otros factores. “Para ser claros: nadie debería sentirse invulnerable al coronavirus. La gente joven va a contraer la enfermedad, un porcentaje no insignificante entre ellos se va a enfermar mucho y una cantidad más pequeña va a morir”.
Con el recuerdo fresco de los jóvenes en las playas de Miami, el texto subrayó: “Las tasas de casos graves y mortales podrían no ser tan altas como las de las generaciones mayores que nos preocupan, pero los datos ya revelan que la edad por sí sola no nos hace invencibles”.
El porcentaje de infecciones identificadas aumenta con la edad, es cierto, pero no se sabe aún si eso se debe a que los jóvenes en realidad se infectan menos o simplemente a que tienen menos probabilidades de desarrollar síntomas graves, y por lo tanto sus casos no se reportan.
Hay dos datos que se verificaron en Wuhan, el centro de la expansión del nuevo coronavirus, e Italia: los hombres murieron en un porcentaje mayor que las mujeres (se ignora por ahora el efecto del género en el pronóstico de un paciente, sin embargo) y la gente con otros problemas de salud previos tiene mayores probabilidades de agravarse o morir: personas con problemas cardíacos, presión alta, diabetes, enfermedades pulmonares y cáncer, entre ellas.
Niños hasta 10 años
En resumen: los bebés parecen más vulnerables que los niños pequeños y los niños en edad escolar. No obstante, en general una pequeña fracción de los menores de 10 años ha requerido hospitalización debido al COVID-19. Hasta el 21 de marzo, ninguno en este grupo había muerto.
Vox destacó algunas estadísticas importantes sobre el grupo de menos edad: en España, sobre 129 casos de 0 a 9 años (también al 21 de marzo), 34 requirieron internación en un hospital, lo cual es una tasa del 26 por ciento. Un niño necesitó ser ingresado a una terapia intensiva, es decir un 0,8 por ciento.
En Italia, Corea del Sur y China, no se registraron muertes de menores de 10 años hasta el momento.
El artículo agregó que tampoco en los Estados Unidos hubo muertes de bebés o niños hasta 10 años, ni internaciones en cuidados intensivos. Y sólo el 1,6% de los contagiados identificados de esta edad requirieron ingresar a un hospital. “Por ahora, los datos corroboran la idea de que los niños no están singularmente en riesgo de COVID-19, lo cual es a la vez sorprendente (porque suelen ser más vulnerables a la gripe) y un alivio”, completó.
Sin embargo, hay diferencias entre los bebés y los niños de nueve años. E indica que los más pequeños pueden sufrir casos más graves.
En otro artículo de Vox, se citó un estudio publicado en la revista académica Pediatrics, que analizó a más de 2.100 niños en China (algunos portadores confirmados del virus, otros sólo presuntamente infectados). Todas las edades se mostraron vulnerables al COVID-19, y la gran mayoría sufrió síntomas suaves, o no sufrió manifestaciones de ningún tipo.
Steven Zeichner, profesor de Pediatría en la Universidad de Virginia, especializado en enfermedades infecciosas, analizó que los peores resultados en ese estudio se vieron con frecuencia en los bebés: el 30% de los casos considerados “graves” y más de la mitad de los considerados “críticos” correspondían a niños de menos de un año. Si bien las cifras concretas fueron bajas (siete bebés en estado crítico y 33 enfermemos de gravedad), la tendencia se comprobó.
Una complicación extra de este grupo de edad es que parecen seguir propagando la enfermedad, aunque no haya síntomas visibles, a otras generaciones más vulnerables.
Niños y adolescentes de 10 a 19 años
En resumen: los niños más grandes y los adolescentes podrían ser más resistentes que los más chicos, pero todavía conservan un pequeño riesgo de complicaciones graves o muerte.
En España este grupo de edad mostró una tasa menor de hospitalización: de 221 casos, 15 necesitaron ser ingresados al hospital (0,7%) y ninguno requirió terapia intensiva. Una única muerte estableció la tasa en 0,4 por ciento; en Italia y Corea del Sur ningún caso de 10 a 19 años terminó en muerte, y en China el 0,2% según cifras oficiales.
En este segmento la vulnerabilidad aumenta ante la coincidencia de otros problemas médicos. No por eso se puede asegurar lo contrario, que la ausencia de otros problemas médicos reduzca el peligro: CNN informó el 22 de marzo que una niña de 12 años, perfectamente sana hasta el momento, desarrolló COVID-10 y estaba asistida por un respirador.
Jóvenes de 20 a 29 años
En resumen: Se ha observado una tasa de hospitalización más alta entre los adultos jóvenes en comparación con los adolescentes, y una mayor proporción necesita de cuidados intensivos. Las tasas de muerte se mantienen bajas, pero hay muertes efectivamente. En este grupo comienza a aflorar la tendencia principal: a mayor edad, mayor peligro.
De 1.285 casos identificados en España, 183 requirieron ser hospitalizados, una tasa del 14%, y ocho necesitaron cuidados en terapia intensiva, o 0,6 por ciento. La tasa de muerte se ubicó en el 0,3%, con cuatro jóvenes fallecidos. En cambio tanto en Italia como en Corea del Sur no se registraron muertes entre los pacientes de 20 a 29 años; en China la tasa fue del 0,2 por ciento.
Adultos de 30 a 49 años
En resumen: Una cantidad significativa de personas en este rango de edad, más de una de cada cinco, necesita ser ingresada a un hospital. Según el Centro para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos, las probabilidades de hospitalización, terapia intensiva y muerte aumentan de 40 a 49 años. Lo mismo se observó en España: el ingreso a hospitales fue del 17% entre los 30 y los 39 años y del 23% entre los 40 y los 49.
En España, 1.028 de los 5,127 casos de este segmento demográfico terminaron en un hospital —una tasa del 20%— y 55 necesitaron cuidados intensivos. Con tres personas fallecidas, la tasa de mortalidad se ubicó en 0,2% para este grupo. Ese porcentaje varió, aunque osciló en el mismo rango, entre países: 0,3% para Italia, 0,2% para China y 0,1% para Corea del Sur.
En los Estados Unidos el CDC analizó por separado al grupo de 45 a 54 años, y encontró una hospitalización del 21,2% con un 5,4% de necesidad de cuidados intensivos. La tasa de muerte fue de 0,5 por ciento.
Adultos de 50 a 69 años
En resumen: “Todas estas personas entran en la categoría de riesgo alto”, enfatizó Vox. Una minoría sustancial requiere hospitalización y un puñado de cada 100 mueren. Los peligros aumentan con enfermedades cardíacas, enfermedades pulmonares, diabetes y cáncer.
En España 2.166 personas de las 6.045 identificadas como contagiadas del nuevo coronavirus terminaron en un hospital, una tasa del 36%, y 221, o 3,7%, necesitaron terapia intensiva. Con 83 fallecidos, este grupo de edad mostró una tasa de mortalidad del 1,4 por ciento. Esa tasa varió mucho en Corea del Sur, China e Italia: un rango del 0,4% al 3,7 por ciento.
En los Estados Unidos, el CDC ubicó en 20,5% el porcentaje de hospitalización del grupo de 55 a 64 y en 28,6% a partir de los 65 años. La misma tendencia a empeorar el pronóstico con el aumento de la edad se vio en la necesidad de terapia intensiva (4,7% entre las personas de 55 y 64 y 8,1% entre las de más de 65) y la muerte (1,4% y 2,7% respectivamente).
“Los riesgos aumentan constantemente para los mayores de 50 años, tanto por su edad como por la probabilidad de que tengan una condición médica preexistente que agrave su riesgo”, analizó Vox. “Casi la mitad de los estadounidenses de 55 a 64 años tienen al menos una condición preexistente, según la Fundación de la Familia Kaiser”. Y eso es un problema grande cuando un patógeno desconocido ataca el cuerpo.
Entre los 105 pacientes que habían muerto en Italia hasta el 4 de marzo, las dos terceras partes tenían tres o más enfermedades preexistentes. La más común era hipertensión, seguida por enfermedad coronaria y diabetes. Son todas situaciones crónicas que degradan los órganos y los dejan más vulnerables a las infecciones. Además, algunos tratamientos interfieren con el sistema inmunológico, lo cual aumenta la susceptibilidad de estas personas a los patógenos.
Ancianos de más de 70 años
En resumen: como se sabe, el COVID-19 muestra su mayor capacidad de daño entre los adultos mayores. Las personas en este segmento demográfico son las más propensas a necesitar hospitalización y terapia intensiva, y a morir por causa de esta pandemia.
La tasa de hospitalización en España, por ejemplo, llegó al 55% entre estas personas: 3.388 casos de un total de 6.152. El porcentaje de internados en terapia intensiva bajó (presumiblemente por la velocidad de la muerte) al 3,2%, con 199 casos, y el de mortalidad se ubicó en 11,4% con 705 fallecidos. También hubo grandes variaciones en la muerte entre Corea del Sur, China e Italia, en un rango del 6,2% al 20,2 por ciento.
En los Estados Unidos el CDC identificó que entre los 75 y los 84 años la hospitalización por el coronavirus aumenta un 30,5%, con 10,5% de personas necesitadas de cuidados intensivos y una tasa de mortalidad del 4,3%, que aumenta aún más, al 10,4% entre los mayores de 85 años.
“Para el resto de nosotros —concluyó el análisis de Vox— el riesgo es menos grave pero está lejos de ser cero. Cada persona, aconsejó el medio, debería ser consciente de cómo su salud actual podría hacerla más susceptible. Y todos nosotros, sin importar nuestra edad o estado de salud, deberíamos hacer nuestra parte para proteger a los más vulnerables por medio del distanciamiento social«.