La historia de la familia Roberts y su relación con los Vicentin. El PRO comprometido con las amenazas.
El frente del Grand Hotel Reconquista fue el escenario de un escrache el martes a la noche, cuando un grupo se movilizó a repudiar a la delegación del gobierno nacional interventora de Vicentin. Los insultos iban dirigidos a una mujer, con una virulencia que trajo recuerdos de los piquetes contra de la resolución 125, en 2008. A una de las propietarias del hotel, Karen Roberts, también integrante del Movimiento de Mujeres Peronistas, los ojos celestes se le entristecen cuando lo recuerda: «montonera», «traidora», fueron dos epítetos y uno de los manifestantes también le dijo: «Ellos se van, Karen, pero vos te quedas, y sabemos por dónde andás».
Durante más de dos horas, los seis integrantes de la delegación no pudieron salir porque apenas se armaba el cordón policial, la virulencia aumentaba. «Lo más cómico fue que estábamos atrás y viene uno de la delegación y me pregunta quién es Karen, quién es Karen. ‘Yo soy Karen’. ‘Pero señora, ¿qué les pasa contra usted? preguntó el muchacho», vuelve la empresaria con un poco de humor a ese momento.
«Lo que más tristeza me dio fue ver a chicos jóvenes, porque había gente grande que se estaba manifestando pero estaban atrás, aplaudían, con las banderas, todo perfecto. Nadie puede negar que tenemos el derecho de manifestarnos como queremos, pero no con la agresión. Y estos chicos, que yo sé que trabajan en un espacio político, en el PRO, vieron la oportunidad para mezclar lo que era para ellos una lucha digna, con lo político», dice Karen todavía compungida. Según pudo reconstruir Página/12 entre quienes la agredían estaba María Colman, secretaria del concejal Roald Bascolo del PRO. Lo curioso es que hasta ese día, Roberts compartía con Colman un grupo de mujeres que organizó la manifestación del 8 de marzo.
La familia de Karen forma parte del mismo grupo de familias emprendedoras de Reconquista y Avellaneda. «La historia que nosotros tenemos con la familia Vicentin es muy estrecha, porque cuando comienza la empresa Vicentín y la empresa Ernesto Roberts, los presidentes y los fundadores de esas dos empresas eran muy amigos, juntos hicieron muchas actividades, desarrollaron muchas cosas acá en el norte como el Cine Recite, el Frigorífico Friar, la azucarera de Villa Ocampo, la papelera, muchísimas actividades hicieron en conjunto don Pedro Vicentin con mi abuelo don Ernesto Roberts», recuerda la historia y la pertenencia. «Tengo amigas de mi edad, tengo una hija que está de novia con uno de los hijos de Vicentin. En ningún momento se me hubiese ocurrido hacer algo en contra de la familia y de la empresa, porque yo cuido mis intereses como ellos están cuidando sus intereses».
Karen pudo aclararlo con una integrante de Vicentin. «Tuve la oportunidad de hablar con una de mis amigas que es de esa empresa y ella me dejó claro». La amiga le dijo que se quedara tranquila, que ella repudia los acontecimientos y la considera buena persona. «Nunca pensé que hubieses actuado de esa manera para perjudicarnos a nosotras», le aseguro. Para Karen fue un alivio. «Porque estaba angustiada pensando cómo hago la próxima vez que vaya a la casa o que juguemos al tenis».
Claro que Karen Roberts es una anomalía. Rubia y de ojos celestes, casada con el ex intendente (peronista) de Reconquista Hugo Morzán, hasta el padre la cargaba por su pertenencia política. «Me decía ‘no sé a quién salís vos. Sos peronista, tomás mate, sos bostera’. Y después que me decía en forma irónica ‘y te gustan los negros’”.