Hombres de negocios ven una zancadilla de Cristina Kirchner contra Alberto Fernández y su amigo José Luis Manzano, interesado en la aceitera.
Alberto Fernández apuesta al plan del gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, de que la intervención estatal de Vicentin dure hasta que termine el concurso preventivo y se sanee la empresa. Si la Justicia insiste en rechazar esa propuesta y en ratificar a los Vicentin, Nardelli y Padoan al frente de la compañía, entonces volverá a la idea de la expropiación. “Busca el mal menor después de las protestas en las calles”, interpretan fuentes vinculadas a la convocatoria de acreedores.
Un empresario del top ten de los más ricos de la Argentina explica por qué el anuncio de la expropiación de la aceitera le cayó mal: “Por lo jurídico, por el exceso en el uso de facultades del Ejecutivo, por encima de los otros poderes, y porque es una señal horrible al país y al mundo”. Además observa detrás de la estatización “fuego amigo para bajar la popularidad de Alberto”. Sospecha que Cristina Kirchner la impulsó para debilitar a un Presidente que había ganado imagen por sus éxitos iniciales contra el coronavirus. Un consultor de empresas coincide en esa interpretación: “Nadie está a la altura política de Cristina. Con lo de Vicentin perjudicó a Alberto y dejó afuera del negocio a (José Luis) Manzano, a quien ella detesta pero fue uno de los sostenes de la campaña de Alberto”.
“En el caso Vicentin, al Gobierno le salió el tiro por la culata”, evalúa uno de los máximos dirigentes de la UIA. “Esa una empresa cero estratégica porque hay 20 que hacen lo mismo. No forma precios internos. Y además cayó mal que lo hiciera por sorpresa”, agrega.
“Lo de Vicentin fue una malísima señal que puso todo en tela de juicio, dio inseguridad”, sostiene otro pope de la UIA. “Dicen que lo hacen contra la extranjerización cuando necesitás inversión extranjera. Si vas a intervenir empresas donde el Estado perdió plata, que intervengan en OCA u Oil Combustibles”, desafía a la empresa vinculada a Hugo Moyano y la de Cristóbal López.