El codirector del Hospital Perrando, Daniel Pascual, denunció un «plan criminal» hacia siete personas que estaban conectadas en camas de terapia intensiva.
El Gran Hospital Perrando de Resistencia, el principal centro de salud que atiende los casos de coronavirus en Chaco, sufrió un atentado este miércoles contra pacientes graves afectados por la enfermedad. La denuncia apunta a una “mano desconocida” que apagó el aire comprimido que alimentaba los respiradores de siete personas que recibían tratamiento en las camas de terapia intensiva del hospital.
“Podían haberse muerto varios pacientes”, aseguró uno de los codirectores del Hospital Perrando, Daniel Pascual. Afortunadamente, el ataque se descubrió a tiempo y no se materializó por la rápida respuesta de uno de los técnicos a cargo.
El hecho puso en alerta a todo el personal del Hospital Perrando. Para las autoridades sanitarias, quien planificó el crimen fue una persona con conocimiento del funcionamiento interno del centro de salud porque “conocía donde estaba la llave” y el sector donde están los tableros para cerrar los conductos de aire comprimido.
“No hay palabras para describir lo que pasó. Esto fue un sabotaje, un intento criminal, para mí, perfectamente planificado y tenía que provocar el caos, el día que llegaba nuestro Presidente a Resistencia. No me cabe la menor duda que eso fue un atentado”, consideró Pascual en diálogo con CiudadTV. Al final, Alberto Fernández canceló la visita al gobernador Jorge Capitanich antes de que se produzca el hecho.
Según la descripción de Pascual, el autor material del atentado hizo una tarea compleja para llevar a cabo su plan y afectar a las siete camas con asistencia respiratoria mecánica. Varias de ellas no están en la misma habitación, por lo que la acción fue direccionada con un objetivo preciso.
De acuerdo a la explicación detallada que dio a la prensa, Pascual graficó que la “mano sospechosa” tuvo que subir hacia donde están los equipos, donde “hay una maraña de caños y cables”, y desajustar una de las tuercas que abren el paso del aire comprimido. El trabajo consistió en cerrar tres válvulas que están separadas por una distancia entre 2 a 5 metros. “Uno podría decir que una lo podría hacer un burro o un loquito, pero esto fue hecho tres veces”, resaltó el médico.
El titular de la Fiscalía N°6, a cargo de Roberto Villalba, citó a los directores Pascual y Nancy Trejo para ampliar la denuncia y ordenó el miércoles un allanamiento con la intervención a la División Investigaciones Complejas y Cibercrimen de la Policía del Chaco y al personal del Gabinete Científico.
La prueba clave para identificar a los autores del atentado podría surgir de lo que hayan registrado las cámaras de seguridad, ubicada en las escaleras que llevan al piso técnico. “Hay una cámara que podría haber captado el ingreso de la o las personas que cometieron este hecho”, sostuvo el procurador general de la provincia, Jorge Canteros.
El jefe de los fiscales de Chaco indicó que el ataque podría calificarse dentro del delito de “tentativa de homicidio”. Es que el aire comprimido es fundamental para mantener con vida a los pacientes graves de la COVID-19. No pueden recibir oxígeno puro, sino una mezcla adecuada que permite mantener la capacidad respiratoria de una persona.
“Los respiradores reciben una carga regulada de oxígeno y aire comprimido en proporción. Cualquier falta o recarga de los dos elementos puede causar la muerte de un paciente”, puntualizó Canteros en diario Norte.
Además del análisis de las cámaras de seguridad, el fiscal citó a declarar a los testigos y el personal del Hospital Perrando para encontrar algún indicio que permita direccionar la investigación.
El Hospital Perrando es el hospital insignia de Chaco y uno de los más castigados del país por la crisis sanitaria del coronavirus. Hace semanas, falleció uno de los jefes de terapia intensiva, Miguel Duré (53), lo que conmocionó a toda la comunidad de Resistencia y al personal médico. En la provincia fueron confirmados 2172 casos positivos de coronavirus y alcanzó ayer los 101 muertos, la cifra más del país sin considerar el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA).
Más allá de la mano material detrás del hecho, el codirector Daniel Pascual está preocupado por la gravedad de lo ocurrido. De haberse concretado el atentado, no solo hubieran fallecido siete personas graves que están intentando sobrevivir a la pandemia, sino que el hecho hubiese generado un “caos a nivel de la salud provincial”.
“Estamos consternados, sorprendidos y destruidos. Es increíble que alguien quiera intentar suprimir la vida de pacientes, que ya de por sí están en una lucha desfavorable contra el coronavirus”, dijo. E insistió con la teoría del complot: “Estoy convencido de que el que cerró la válvula fue mandado, y gente más importante la pensó”.