Sergio Decuyper fue víctima de abuso sexual cuando tenía cinco años, pero le costó décadas recordar el traumático episodio y superarlo. En tres conversaciones telefónicas y una entrevista personal, Francisco le sugirió no acudir a la Justicia ni hablar con nadie al respecto.
Sergio Decuyper tiene 43 años recién cumplidos. Actualmente vive en España. Cuando era muy pequeño, con solo cinco años, fue abusado sexualmente por el hermano de su padre, José Francisco Decuyper, un sacerdote muy reconocido de Paraná y fundador de varios colegios católicos. Pero le costó décadas enfrentarse con ese trauma, e incluso recordarlo. “Para protegerme, la mente lo encapsuló”, explica.
En una extensa entrevista con De 10, contó cómo fue “su proceso” en tanto víctima y también como la persona de fe que siempre fue.
“Cuando uno recuerda el abuso, aún con 42 años, es como si lo estuviera viviendo. Se recuerdan los olores, se recuerda todo. Como si pasara en ese mismo momento”, comenzó.
Fue entonces que decidió contactarse con Jorge Bergoglio a través de un amigo en común. Poco después recibió un llamado del mismísimo pontífice, y luego dos más. Hasta que fue a Roma y se entrevistó con él en persona. “Yo me sentía privilegiado, dentro de mis síntomas de víctima, me sentía importante de que me recibiera el Papa”, comenta. Pero la desilusión no tardaría en llegar. “Yo tenía mucha fe en mi religión. Decía ‘lo voy a resolver dentro de mi religión, sin hacer escándalo’. Porque uno de los consejos que me daba el Papa era ‘no hagamos escándalo, que tu tío está enfermo, vamos a hacerlo con tranquilidad’”. Ese «no hacer escándalo» implicaba no denunciar a su agresor. Pero Sergio no pudo más. “Estuve un año intentando hacerlo mediante el derecho canónico y a mí como víctima me hizo muy mal. Estaba todo preparado para el abusador”, reflexiona.
A su regreso de Roma, intentó hacer una vida normal, pero no lo consiguió. “Para colmo mis jefes eran sacerdotes. Yo trabajaba en un colegio católico. Llegaba y me daban ataques de pánico y de ansiedad”. Así fue como empezó a ir a una psiquiatra.
Hoy, ya perdonó a su abusador. “Siento compasión por él. No lo odio. Hice como un proceso de sanación”, asegura. Aunque también admite que “no fue fácil”: “el Papa me aconsejó de forma muy apresurada. Yo viajé a Argentina y me enfrenté a él, pero desde que yo vi a mi abusador hasta que lo perdoné realmente, pasaron varios meses”, rememora.
De todas formas, decidió denunciar penalmente a su tío, contra las sugerencias de Francisco, del obispo de Paraná y de su propia familia, que le dio la espalda. “Siempre hay que denunciar. Aunque sea para ayudar a otras víctimas”, recomienda.
“El abuso te arruina la vida. Te arruina el desarrollo afectivo, tus relaciones, tu forma de comunicarte. Un abuso así tan pequeño como me pasó a mí con cinco años, te arruina todo. Es como que me robaron mi infancia y mi adolescencia”, concluyó Sergio, conmovido.
Fuente: LT10.