Pese a que dos docenas de fiscales y jueces de cuatro instancias lo condenaron por corrupción en el caso Ciccone.
Mientras espera el resultado de la última apelación para evitar la última -y enésima- confirmación de que su condena firme debe ser cumplida en una cárcel por el caso de corrupción en la causa Ciccone, el ex vicepresidente Amado Boudou vive en una suntuosa casa ubicada en el corazón de Quinta Galli, el barrio más coqueto de Avellaneda.
La propiedad estuvo en venta mucho tiempo por la inmobiliaria Alvarez, donde se ofrecen la mayoría de las casas de Quinta Galli, y cuenta con cuatro pisos conectados por un ascensor y un parque vestido con añosas palmeras que rodean una gran pileta a metros del quincho para disfrutar de la parrilla.
La zona está conformada por varias manzanas de casas bajas construidas en lotes grandes y la llegada de la familia Boudou -Amado, su esposa mexicana y sus dos pequeños mellizos- revolucionó el barrio ya que viven allí familias trabajadoras cuyo grupo de WhatsApp se puso en llamas tras la llegada del ex vicepresidente el 23 de septiembre del año pasado.
«Cuando nos enteramos que se había instalado en una de las casas más lujosas del barrio, que estuvo desocupada mucho tiempo, algunos vecinos quisieron organizar un escrache», contó a Clarín una mujer que vive en esa misma cuadra. «Hay mucha bronca porque todos creemos que el alquiler y los gastos los paga la municipalidad de Avellaneda», completó.
Más allá de esos rumores, los fiscales que supervisan la detención domiciliaria del ex vice fueron informados que la familia tiene ingresos por los alquileres de dos departamentos -uno en México-, del sueldo de la esposa como asesora en la Cámara de Senadores, de la pensión que recibe Boudou como ex vice, ahorros, apoyo económico de familiares y compañeros de la política».
La mansión de la calle Elizalde 77 -entre Avenida Mitre y Dorrego- tiene cinco dormitorios distribuidos en cuatro pisos, varios ambientes organizados como livings y play room, y baños en todas las plantas y el espacioso jardín con pileta y quincho.
«Acá no hay custodia, ni nada. Algunas veces lo vimos salir a Boudou en bicicleta, medio desarreglado, de entrecasa. Tiene una empleada doméstica que saca la basura todas las tardes. Pero nadie jamás diría que está preso», coinciden todos sus vecinos.
FUENTE: LT10-AGENCIAS