Aparecieron contingencias no contempladas y ahora los interesados sólo plantean un contrato de alquiler (fazón) a largo plazo. Siguen las conversaciones.
Molinos Agro, ACA y Viterra (ex Glencore) ya no están considerando la compra de la defaulteada Vicentín. Así se lo admitieron directores de la defaulteada aceitera al juez que lleva la convocatoria de acreedores, Fabián Lorenzini.
En concreto, los negociadores de Vicentín admiten que los interesados sólo se encuentran analizando la posibilidad de presentar una eventual propuesta que implique comprometer un flujo de fondos a partir de la contratación de mediano o largo plazo de la capacidad de industrialización.
Los interesados no descartan la compra de algún activo de la empresa (¿las acciones de Renova?). De esa forma, las tres empresas le aportarían dinero para el mantenimiento del giro comercial de la entidad pero no están considerando la compra de Vicentín.
El cambio de rumbo obedece a que en el marco del proceso de negociación (due dillinge, que se inició el 19 de mayo) los compradores encontraron «contingencias de relevancia» y también tienen diferencias a la hora de contabilizar el costo de esas contingencias extra. También los interesados y los accionistas mantienen diferencias sobre las estimaciones del flujo de fondos libres que cabría esperar de la explotación de activos.
Y en virtud de esos factores que los potenciales interesados comunicaron informalmente que ciertos activos de la sociedad podrían no resultar de su interés. Con todo, los negociadores dejan la puerta abierta diciendo que recién podrían evaluar considerar posible ingresar al capital en el largo plazo y tras subsanar los inconvenientes que se presentaron.
Pese a todos, según le transmitió el directorio de Vicentín al juez Lorenzini las conversaciones siguen en marcha y confían en que finalmente lograrán un entendimiento final. Es más, señalan que estas diferencias entre las partes son «frecuentes en éstos procesos», más aún tratándose de una operación tan compleja como la que involucra a la agroexportadora.
De concretarse ese escenario que informalmente le trasladaron los negociadores de los compradores a los vendedores, esta salida (que en la jerga cerealista se la conoce como un acuerdo de fazón a largo plazo) puede servir para mantener operativa la empresa, pero abre interrogantes sobre cómo financiará el pago de la deuda por más de u$s1.400 millones que tiene en default con bancos y agropecuarias.
Es que Vicentín había atado la venta de la empresa a la concreción de una oferta de pago sustentable de la deuda en default. La firma tiene hasta mediados de agosto la exclusividad para presentar una oferta de pago, en el marco de los plazos concursales. Que se caiga la venta pone en serios aprietos a los acreedores. Sólo al agro le debe u$s450 millones de dólares. A bancos internacionales de deben u$s 500 millones de dólares.