El Gobierno de Santa Fe anunció una inversión en la mejora de las condiciones laborales y el equipamiento de las fuerzas de seguridad. Se destinaron $28.815.084.576 para la compra de uniformes completos para 29.055 agentes de la Policía de la Provincia y del Servicio Penitenciario.
El presupuesto incluye la adquisición de ropa de abrigo, calzado, equipamiento de seguridad, ropa interior, deportiva y para la lluvia. Georgina Orciani, secretaria de Coordinación Técnica y Administración Financiera del Ministerio de Justicia y Seguridad, destacó que esta acción refuerza la política pública en materia de justicia y seguridad, retomando prácticas que se habían perdido en los últimos años.
Para la Policía, que cuenta con 23.535 agentes, se confeccionarán uniformes específicos para diferentes unidades, incluyendo Seguridad, administrativos, Operativo Verano, Guardia Rural y Tropas de Operaciones Especiales. Asimismo.
Por su parte, los 5.520 agentes del Servicio Penitenciario recibirán uniformes para diversas divisiones como el Grupo de Operaciones Especiales Penitenciarias, administrativos y grupos operativos.
Además, simultáneamente se está avanzando en la incorporación de pistolas Taser para las fuerzas. El subsecretario de Tecnología y Equipamiento del Ministerio de Justicia y Seguridad, Armando Faraoni, anunció que se espera incorporar unas 50 pistolas inicialmente para finales de año.
Estas armas, que generan un arco electrovoltaico de 50.000 voltios con una baja intensidad de corriente, se consideran de menor letalidad y se utilizarán principalmente en situaciones donde los individuos presenten alteraciones psíquicas o efectos de estupefacientes.
La incorporación de las Taser estará acompañada de capacitaciones y protocolos de uso. Las pistolas contarán con instrumentos de auditoría para garantizar su uso adecuado y evitar abusos, incluyendo una caja negra y bodycams para registrar los eventos desde múltiples ángulos.
Faraoni subrayó la importancia de la capacitación en el uso de estas armas, que se portarán junto con las armas de fuego tradicionales, permitiendo a los agentes decidir el arma adecuada según el protocolo de uso gradual de la fuerza.