En las últimas horas, trascendió la información que el gobierno nacional tiene un plan ya documentado para implementar una drástica reestructuración en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).
Incluiría una reducción significativa de personal a través de retiros voluntarios, jubilaciones anticipadas y la finalización de contratos temporales, además de ajustes administrativos en medidas viáticos, móviles, combustibles y vehículos. Otro eje del plan sería la reubicación de “personas de confianza” en cargos estratégicos y la enajenación de tierras y activos del organismo.
El impacto podría sentirse particularmente en Santa Fe, donde se destacan las Estaciones Experimentales de Rafaela y Reconquista. Según los documentos, de las 486 hectáreas del INTA Rafaela, solo se conservarían 58, mientras que el resto estaría destinado a venta o arrendamiento. En el caso de Reconquista, se proyecta mantener apenas 56 de las 1.301 hectáreas actuales.
Aunque aún no se ha emitido una comunicación oficial, la incertidumbre crece entre los trabajadores y las entidades vinculadas al sector agropecuario. Un miembro de la Sociedad Rural de Rafaela expresó su preocupación: “Esto se venía rumoreando, pero ahora parece más firme. Vamos a tratarlo en nuestra próxima reunión porque sería un golpe más para el sector”.
El cierre de espacios clave no es una novedad para el organismo. En mayo de este año, INTA Rafaela cerró el “tambo biotipo”, un establecimiento dedicado por décadas a la evaluación genética de vacaciones cruzadas.
Una reunión clave en Buenos Aires.
Según fuentes consultadas, los Directores Regionales del INTA fueron convocados a un encuentro con el Director Nacional, Ariel Pereda, este viernes 22 de noviembre en Buenos Aires. Se espera que la reunión aborde los detalles del plan, que aún requeriría la aprobación del Consejo Directivo Nacional, integrado por representantes del gobierno, entidades rurales (como AACREA, SRA, Coninagro, FAA y CRA) y facultades de agronomía y veterinaria.
Sin embargo, los antecedentes generan escepticismo sobre el consenso necesario para avanzar. Por ejemplo, un intento previo de retiros voluntarios no alcanzó el objetivo de 1.000 adhesiones, quedándose en apenas 301.
Mientras tanto, trabajadores y técnicos expresan su preocupación por el impacto irreversible de la venta de tierras. “El personal y el presupuesto pueden recuperarse con el tiempo, pero las tierras no”, afirmaron fuentes locales.
Los documentos, catalogados como confidenciales, incluyen detalles sobre las hectáreas y activos en juego, pero advierten que la información “no es vinculante” y tiene un carácter meramente ilustrativo.
Fuente: El Litoral