La situación económica sigue siendo delicada y el Gobierno pone todas sus fichas en el Fondo Monetario Internacional. Este viernes, el directorio del FMI se reunirá para votar un nuevo acuerdo con la Argentina, que podría incluir un desembolso inicial de entre 8.000 y 12.000 millones de dólares. La idea es apuntalar las reservas del Banco Central, que vienen cayendo fuerte en los últimos días.
Este martes, el BCRA tuvo que vender otros 60 millones para intentar calmar el mercado, pero igual las reservas brutas bajaron 134 millones y quedaron en 24.657 millones de dólares, el nivel más bajo desde enero.
A pesar de que desde la llegada de Javier Milei se compraron más de 23.000 millones en el mercado de contado, los pagos de deuda y la presión cambiaria no dan respiro.
Según el economista Carlos Rodríguez, las reservas netas negativas se agrandaron en 800 millones de dólares en apenas una semana, y ya superan los 7.100 millones en rojo. Por eso, para muchos analistas, el apoyo del Fondo no puede demorarse más.
Desde el FMI reconocen que el desembolso debería ser importante. “Es una petición razonable. Se la han ganado, dado su desempeño”, dijo la directora del organismo, Kristalina Georgieva, días atrás. Pero también pusieron condiciones: el Gobierno deberá dejar atrás el crawling peg del 1% y avanzar hacia un tipo de cambio flotante, además de comprometerse a no usar dólares para intervenir en el mercado.
El Ejecutivo ya avisó que, si entra esa plata, la va a usar para pagar deudas y reforzar las reservas. El momento es clave: la incertidumbre financiera local creció en las últimas semanas por rumores de devaluación, mientras que a nivel global también hay preocupación por la guerra comercial que desató Donald Trump, y que está sacudiendo a los mercados de todo el mundo.
Un acuerdo con el FMI podría darle a Milei el aire que necesita para levantar los controles de capital y reabrir el acceso a los mercados. Pero, como siempre, la última palabra la tiene el Fondo.